Malvinas: Símbolos y realidades
Por Laura García Vázquez. Luego de la etapa de desmalvinización es innegable que nuestro gobierno ha desarrollado una campaña sobre nuestra Islas Malvinas, islas que están en manos de los ingleses y que recuperarlas constituye no sólo un desafío sino una necesidad atendiendo a múltiples factores pero principalmente a la cuestión geopolítica que indica que tener ese territorio ocupado es un peligro latente para quienes queremos conservar a Latinoamérica como territorio de paz.
Una de nuestra líneas de acción política tiene que ver con señalar sistemáticamente que lo simbólico está muy bien pero que si seguimos beneficiando intereses británicos este reclamo diplomático pierde fuerza notablemente.
Máxime cuando este beneficio se da principalmente en el área de los hidrocarburos, el combustible que no sólo hace andar los vehículos sino también a todo el sistema económico. También es mucho lo que hemos dicho sobre la necesidad de avanzar en una verdadera Soberanía Energética.
Nos encontramos ahora, frente a un nuevo aniversario de la Guerra de Malvinas, con la noticia de que saldrá a circulación el billete de $50 pesos que homenajea a nuestra islas apropiadas como uno de los pocos territorios coloniales que quedan en el mundo.
Mientras esto sucede el día miércoles 11 de marzo de 2015 se produjo el arribo al puerto de Bahía Blanca del buque metanero British Emerald con cargamento de GNL. Este buque pertenece a la British Petroleum, una de las empresas británicas que explota el petróleo en nuestras islas.
Recientemente se han manifestado varias organizaciones y nuestro Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, sobre la necesidad de prohibir la llegada de estos buques en el puerto de Escobar, el otro puerto además del de Bahía Blanca que recibe estos peligrosos cargamentos.
¿Por qué razón ENARSA contrata a esta empresa, máxime cuando el Congreso aprobó una ley que prohíbe expresamente contratar empresas inglesas relacionadas con la explotación de los hidrocarburos en nuestras islas?
Estas incoherencias debilitan enormemente la enunciada voluntad de trabajar en pos de la recuperación de las islas, y evidencian nuestro carácter de país dependiente tanto como nuestra crisis energética, que más allá de la parcial estatización de YPF, que sigue siendo una Sociedad Anónima, sigue su lamentable curso.
Los símbolos son importantes, pero deben estar llenos de contenido.
El billete de $50 para poco alcanza con la alta inflación que venimos sufriendo, en este contexto pierde bastante su sentido de homenaje y se acerca a ser un negocio más, que además pretende ser utilizado avalando una política que se parece mucho a una cáscara vacía.