Acceso a la jubilación para mujeres: mitos y verdades

¿Es una medida justa o injusta? ¿En qué se diferencia con la moratoria previsional? ¿Es sustentable? El Programa Integral de Reconocimiento de Períodos de Servicio por Tareas de Cuidado anunciado por la Anses despertó cuestionamientos y preguntas. Aquí, la economista Eva Sacco las aclara.

Redacción Canal Abierto | El Programa Integral de Reconocimiento de Períodos de Servicio por Tareas de Cuidado anunciado por la Anses hace pocos días busca, según el organismo, “compensar la brecha de años de aportes generada por las tareas de cuidado, reconociéndolas como períodos de servicio”.

Este programa reconoce un año de aporte por cada hijo o hija a las mujeres y personas gestantes con hijos nacidos vivos o adoptados siendo menores de edad. A las que hayan sido titulares de la Asignación Universal por Hijo (AUH) por al menos doce meses en lugar de un año se les computarán tres.

De acuerdo con las cifras de la Anses, más de 300 mil mujeres de entre 59 y 64 años están en edad de jubilarse pero no pueden hacerlo porque no alcanzan los 30 años de aportes.  La medida les permitirá jubilarse a más de 180 mil de estas mujeres entre este año y el que viene. Y, como toda medida ampliatoria de derechos, generó inmediatamente interrogantes y detractores.

Para aclarar algunas dudas, hablamos con Eva Sacco, economista, docente e integrante del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). Una por una, sus aclaraciones.

¿Por qué la nueva medida de la Anses es más justa con las mujeres?

Hay segregación ocupacional en el mercado de trabajo y es clara. En los últimos años ha mejorado pero sigue existiendo. Y cuando hablamos de jubilaciones estamos hablando de mujeres que trabajaron hace diez, quince o veinte años atrás, cuando la segregación ocupacional era todavía peor y la división sexual del trabajo estaba todavía más marcada.

Según datos de las encuestas de uso del tiempo, las mujeres realizamos unas seis horas de trabajo no remunerado por día. Eso incluye trabajos de cuidado a menores, adultos mayores, personas con discapacidad y tareas domésticas. Y hay una brecha muy importante de, en promedio, cuatro horas diarias respecto de los varones, que sólo realizan dos horas de trabajo no remunerado. La diferencia se acrecienta en los casos de mujeres y varones que son madres y padres. Esto hace que las mujeres podamos dedicar menos horas al trabajo remunerado. Muchas mujeres ni siquiera acceden.

Uno podría pensar que eso es algo que queda en la organización interna de una familia y que tiene que ver con decisiones que toman las mujeres. Pero hay otra lectura: las leyes, los esquemas y prácticas laborales tienden a expulsar a las mujeres del mercado laboral. Fuimos mejorando con los años pero las mujeres todavía tenemos una tasa de actividad mucho menor que la de los varones: cinco de cada diez mujeres en edad de trabajar, trabaja, y casi ocho de cada diez varones. Y cuando trabajamos lo hacemos menor cantidad de horas, porque la legislación laboral es todavía sumamente machista: no existen licencias por paternidad, lo que hace que ni aunque el varón tenga ganas de cooperar en la crianza de su hijo pueda hacerlo; si sos mujer, en los trabajos todavía te preguntan si tenés hijos o si pensás tenerlos, y si los tenés con quién se quedan.

Esto hace que las mujeres sean mayoría en ciertas profesiones con mucha mayor carga de informalidad, mucho más inestables, y que están mucho peor remuneradas como el trabajo doméstico, que es el peor pago de todos los trabajos urbanos y la tasa de formalización es extremadamente baja: el 70 por ciento sigue siendo informal.

¿Esto significa una mejora en relación a la moratoria previsional?

Las moratorias implican una decisión discrecional y acotada. Mauricio Macri quiso darlas de baja y lo hizo y después se terminaron abriendo nuevamente, pero de todas formas dejaban mucha gente afuera.

De esta manera se reconoce la inequidad en el acceso al mercado laboral, que la mayor inequidad viene dada por la diferencial carga de tareas de cuidado no remuneradas, y que esa carga se da especialmente cuando tenés niños pequeños.

Es decir que esta medida tiene un impacto simbólico y en términos de derechos, porque se está reconociendo un derecho y se está institucionalizando.

¿Por qué se le reconocen más años de aporte a quienes percibieron AUH?

–Cuando se reconocen dos años adicionales en el caso de las mujeres de mayor vulnerabilidad, que son las que cobraron AUH, lo que se está reconociendo es que esas mujeres tuvieron trabajos no registrados o que estuvieron en pareja con alguien que no lo tenía, porque nadie puede vivir con una AUH. Es una cuestión de justicia reparatoria hacia atrás, y hacia adelante.

Y hay un reconocimiento de que ese trabajo no remunerado tiene un impacto sobre la economía. Si ese trabajo de cuidado se pudiera valorizar en relación a lo que cuesta la hora de una empleada doméstica de menos categoría, el trabajo de cuidado sería la principal actividad económica. 

Muchos hacen hincapié en que esto suma más déficit al sistema previsional, que ya es insustentable…

–Hay que partir de la base de que los trabajos de cuidado cuestan. Si las mujeres decidiéramos en masa no cuidar más y salimos todas a trabajar en el mercado remunerado, esos costos internos habría que cubrirlos con trabajadores y trabajadoras que cuiden a los chicos, a los ancianos, limpien las casas, lo que haría que el costo de la mano de obra se incremente, porque los ingresos que requeriría un varón que sale a trabajar y cuenta con el trabajo no remunerado de la mujer deberían ser mayores.

Lo que está de manifiesto es que lo que no cierra es un sistema que requiere explotar a las mujeres pagándoles por debajo el valor de la mano de obra o directamente no pagándoles para poder reproducir la fuerza de trabajo. 

Lo que hay que discutir es cómo se distribuye el excedente, porque el sistema capitalista tiene excedentes y cada vez hay más. El problema es que los excedentes se están acumulando en pocas manos y somos las mujeres, los trabajadores no registrados, y quienes mes a mes van perdiendo poder adquisitivo los que están financiando la acumulación de esos excedentes.

La Anses tiene déficit porque hay una gran cantidad de trabajadores no registrados, y otros que hicieron aportes durante los años de las AFJP que se quedaron los bancos. La posición es pensar un esquema tributario más progresivo, donde los que realmente tienen para aportar aporten y no fuguen el dinero.

¿Cómo impacta esta medida en la economía?

–En una economía como la argentina, que es mercadointernista, donde el 80 por ciento del PBI está explicado por el consumo, hay una encerrona. Si hacemos que el ajuste la paguen los trabajadores lo que tenemos es un colapso económico. Si no se redistribuye no tenemos manera de crecer. Sin consumo no hay producción ni crecimiento. 

Pensando esto no sólo desde el punto de vista de la justicia sino desde el punto de vista de la eficiencia económica, se requiere que el Estado –en una situación de crisis como la actual– tome medidas para impulsar el consumo, y si esas medidas tienen enfoque de género, mejor.

Fuente: canalabierto.com.ar

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