El PT sigue de pie
Por Adolfo «Fito» Aguirre*
El panorama de angustia de la primera vuelta en Brasil necesita de una pausa. A pesar del ataque virulento al PT, la proscripción de su máximo líder, la formación obrera obtuvo casi el 30% de los votos, es la primera minoría en diputados y sigue siendo el representante central de los trabajadores.
Ante los ataques cargados de odio hay que resaltar la elección del Partido de los Trabajadores. Este superó el encarcelamiento atroz e injusto contra Lula da Silva, que este domingo hubiese ganado en primera vuelta las elecciones y con un candidato sustituto que apenas tuvo un mes de campaña pero le puso el hombro a la situación.
Fernando Haddad logró en ese tiempo subir del 4% al 29,2%. Y en estas tres semanas de campaña hay que apuntar a llegar a ese 50% más uno que lo depositaría en la presidencia de la República.
Hay dos proyectos de país en Brasil que repercutirán en la región. Se volverá a un rumbo de integración, multiculturalidad, tolerancia y democracia afianzando el Mercosur, la Unasur, la Celac con el proyecto de Lula, el máximo líder obrero de la región injustamente encarcelado y atacado. Es el proyecto de los candidatos Fernando Haddad y Manuela Davila. Como dice su lema, hacer a Brasil feliz de nuevo, volver a un Estado activo, democrático, plural y justo. Esto servirá además para dar cierre el golpe parlamentario cometido contra la presidenta Dilma Rousseff hace dos años.
El otro proyecto, representado en un oscuro diputado, sin luces ni proyecto de país, nos devuelve al oscurantismo que los latinoamericanos no queremos repetir, el de las largas noches dictatoriales. Jair Bolsonaro es odio. Emana odio por todos sus poros. Su pus se esparce contra un país que es en sí mismo un continente de diversidad y tolerancia. Pus contra los pobres, pus contra los trabajadores, pus contra las mujeres, pus contra los colectivos LGTB, pus contra el PT. Y para colmo es adorador de las dictaduras militares, la justicia por mano propia, la tortura y la portación libre de armas. Su eje de vida es la violencia. Los pueblos necesitan paz.
Delegaciones internacionales de organizaciones sindicales, sociales y políticas de América, Estados Unidos y Europa, acompañamos estos días a las compañeras y compañeros de la CUT, el PT y el PCdoB porque la lucha del pueblo brasileño por la democracia y la libertad es también nuestra lucha. La caída de Brasil en las garras del fascismo y el ultraliberalismo derramará en el resto de los países de la región dejando en mero lema que América Latina es región de paz. La unidad en acción en defensa de las democracia y los derechos se juega hoy en la hermana Brasil y sus 207 millones de ciudadanas y ciudadanos que la habitan.
Por supuesto que las izquierdas en el poder deben hacer una autocrítica, pero ésta debe ser después del 28 de octubre. La segunda vuelta es nuestro horizonte y meta para vencer al fascismo.
Comienza una nueva campaña desde cero. Serán dos candidatos antagónicos y la América obrera, luchadora, india, negra, mestiza, afro dará la batalla por Brasil.
Lula y el PT trajeron felicidad al pueblo. 40 millones salieron de la pobreza, otros tantos accedieron a créditos blandos para vivienda, emprendimientos, autos, se crearon 13 universidades federales y se crearon leyes para que los pobres, los negros y los indios accedan a las casas de altos estudios antes vedadas para ellos.
Por este Brasil luchamos todos. Mujeres y hombres de bien. El PT sigue de pié. Nosotros, también.