Las inspecciones se realizaron en el Centro de Recepción Pablo Nogués en Malvinas Argentinas y el Centro de Recepción de Lomas de Zamora, donde se comprobaron varias violaciones a la legislación vigente. Desde la CPM hicieron un llamado a «buscar otras políticas para atender a los jóvenes menores de edad que están bajo proceso judicial», que respete los derechos y las garantías de los jóvenes detenidos.
Los chicos pueden pasar 20 horas encerrados en celdas, que tienen puertas metálicas con pasa platos y se encuentran en pabellones cerrados con rejas, de la misma manera que en una cárcel común. Al menos en el Pablo Nogués, se realizan requisas diarias, donde desnudan a los chicos y los somenten a la realizar flexiones, situación que viola los derechos de los adolescentes. También surgieron reiterados casos de torturas y maltratos, tanto físicos como psicológicos.
Por otro lado, los institutos están sobrepoblados, no cuentan con los espacios de recreación idóneos, hay filtraciones cloacales, se padece «frío extremo» y carecen de protocolos de evacuación en caso de siniestros. «En estas cárceles para jóvenes, se vulneran sistemáticamente sus derechos, provocando el deterioro subjetivo y múltiples padecimientos cotidianos», dice el informe de la CPM.
Se registraron varios casos de niños menores de 16 ingresados en estas instituciones, en una clara violación de las normativas penales vigentes. El Poder Judicial no queda excento de este cuadro, ya que son los únicos que pueden destinar a los menores a ingresar en estos centros. “Hay una gran responsabilidad de los jueces que mandan a chicos con 14 años de edad a esta situación de encierro”, reclamó el Premio Nobel de la paz.
Para la CPM, este marco de detención no hace otra cosa que promover la reincidencia entre los jóvenes encerrados. Víctor De Gennaro, integrante del organismo, interpreta que “no hay un intento serio de que los pibes puedan tener un futuro diferente” en estos lugares. “La situación es agobiante y no contribuye a una preparación para la vida, sino que es una puerta abierta a la reincidencia”, continúa De Gennaro.
El informe termina con un llamado imperioso al Organismo de Niñez y Adolescencia de la provincia de Buenos Aires a que tome conocimiento de esta situación y genere las políticas de contención necesarias para terminar con estas prácticas de encierro y aislamiento extremo, que vulneran los derechos de los chicos encerrados y además no cumplen con su función primordial, que es la rehabilitación y contención de los jóvenes.
Fuente: www.diagonales.com