Homenajearon a Agustín Ramírez, profeta de la tierra

Se realizó un emotivo homenaje a Agustín Ramírez, un referente social que fue asesinado cuando luchaba por tierra y vivienda. A 27 años de ese hecho su crimen continúa impune. Por esto, sus familiares, amigos y militantes de organizaciones como la CTA, lo recordaron y marcharon una vez más en pedido de Justicia. Buscan que sea reconocido como un caso de «gatillo fácil» y que se declare crimen de Lesa Humanidad.

Agustín no faltaba a las rondas de los viernes de Madres de Plaza de Mayo en la Plaza San Martín de Quilmes. Editaba la revista «Latinoamérica gaucha» desde donde denunciaba a los especuladores de la tierra. Trabajaba en una fábrica de vidrio y estudiaba periodismo. Inquieto, solidario, militaba en las Comunidades Eclesiales de Base. Lo asesinaron el 5 de junio de 1988 a sus 22 años. junto a Javier Santos Sotelo, de 17. «El loco», el «Martir de los Asentamientos», «El Profeta de la tierra» se inmortalizó en las luchas de los que aún buscan un lugar digno en donde vivir.

El último viernes 16 de octubre, la Capilla de Calle 815 bis y 894 de Solano, se inundó de personas para homenajear y recordarlo. La apertura estuvo a cargo de Claudia Ibarra, integrante de la CTA Solano y Francisca, mamá de Agustín. Se proyectó un video y antes de marchar hasta Donato Álvarez y la calle 826 donde se erigió un monolito recordatorio, varios tomaron la palabra e iniciaron una ronda de recuerdos.

 

Agustín

Su hermano aportó anécdotas de su vida como ejemplo de conducta, de compromiso social y actitud ante las injusticias. Un amigo, Alberto Fredes, destacó que se oponía al Servicio Militar Obligatorio y que su método para convocar era  juntar a la juventud del barrio alrededor de los fogones.

A su turno, Toto, del Movimiento Justicia y Libertad-La Plata, comentó que se enteró de la existencia de Agustín de manera circunstancial y en esta actividad dimensiona con claridad la vida y obra ejemplar del compañero. Que hoy «la vida de los pibes no es muy distinta a la de Agustín. Que deberíamos recordarlo todos los días en su ejemplo humano y transformador».

 

Otro de sus amigos dijo: «Fue él que nos acompañó hasta la victoria de las tomas de tierras para los que lo necesitaban. Y aprendimos que si no nos organizamos por nuestro hábitat nadie lo va a hacer. También aprendimos que además de la tierra tenemos que pelear por los servicios, por el agua, la luz, el gas».

«Agustín era un visionario- agregaron-. Por eso lo llamaban el loco. Porque se adelantó 15, 20 años a su tiempo. Ya hablaba de la droga, decía que había que salvar a los chicos de la droga. Era un profeta. Un profeta de la lucha por la justicia social. Un profeta del debate y discusión sobre la tierra. Tenía una visión estratégica, sabía que había que saber el lugar, qué herramientas teníamos que tener para pelear por la tierra».

También denunciaron que cuando se realizaron las primeras tomas de tierras en Solano les costó «la vida de 14 niños que se nos murieron por diarrea, porque no teníamos agua, luz, nada. Y Agustín nos ayudó, nos consiguió médicos, averiguaba cómo podíamos conservar la comida sin luz…»

«Por eso nosotros estamos comprometidos, hay un compromiso por el que dio su vida por esta lucha social, por eso seguimos luchando todos los días. Nosotros tenemos un mártir de nuestro barrio, y el que no lo ha conocido, a través de nosotros lo tienen que conocer. Acá hay mucha sangre de todos los que dieron su vida en cada corte, en cada marcha, en cada lucha. Porque siempre nos van a querer pisotear, pero siempre nos tenemos que defender» dijieron.

Por esto en Florencio Varela ya hay un barrio que lleva su nombre. Y quienes lo conocieron proponen continuar debatiendo la situación de hoy de la tierra y vivienda, para conocer las nuevas herramientas que les permitan vivir mejor.

Hugo Amor, referente de Unidad Popular de Quilmes, señaló que el 80% de los asentamientos de ese distrito carecen de agua y cloacas. En total, la cantidad de villas ascienden a 95. «Esta situación no puede revertirse sólo con recursos municipales y provinciales, porque el 85% de los recursos co participables quedan en el gobierno nacional». En ese sentido, Amor reclamó otra distribución de los recursos o un plan nacional de viviendas que llegue de manera urgente a todos los barrios.

«Del 35 al 40% de la población nacional vive en un radio de 40 kilómetros en el conurbano bonaerense. Mientras algunos pocos viven en countries millones de compatriotas viven hacinados en pequeñas proporciones de tierras y deben construir sus casillas en lugares inundables, bajo cables de alta tensión eléctrica, sobre basurales y hasta en las veredas».

«Por todo esto, con el ejemplo y la memoria de Agustín, debemos seguir peleando» finalizó el dirigente.

Sin Justicia

A 27 años del crimen de Agustín «todavía estamos sin justicia» dice Francisca, su madre. Quien lo recuerda como un chico que se destacó desde la escuela. «Un día me llamó una maestra para hablar conmigo sobre Agustín, yo fui preocupada para ver qué quería decirme, y resulta que le llamaron la atención porque los demás escuchaban sus ideas, le rodeaban en los recreos para escucharlo» cuenta Francisca, con un claro acento de su Corrientes natal. De allí llegó Francisca cuando Agustín tenía apenas 2 años. Se establecieron en Lanús hasta que pudieron comprar un lote en Quilmes.

Aún en dictadura, en el año 1978, Agustín se sumó «a las comunidades de base con el cura» cuenta su madre. Era el Padre Raúl Berardo que trabajaba con 600 jóvenes en la Parroquia Nuestra Señora de Itatí de Solano, junto al Obispo de Quilmes Monseñor Jorge Novak.

 

Las comunidades eclesiales de base se proponían trabajar sobre la Igle­sia de los pobres, junto al pueblo «oprimido de Cristo». En esa época, había mucho pueblo sin terreno y muchos terrenos fiscales. Fue en el año 1981 cuando se realizaron las primeras tomas de la tierra en Solano. Y los curas acompañaron a los vecinos ante los intentos de atropello del poder político-policial y la complicidad de algunos especuladores del negocio inmobiliario que se adjudicaban la propiedad de las tierras. Sin embargo no pudieron frenar el desembarco de miles de familias que había sido desplazadas de Capital Federal para la construcción de autopistas y ante la falta de planificación estatal se quedaron sin lugar donde vivir.

El Padre Berardo, fallecido en 2012,  dijo en una entrevista: «Fue la la primera vez que 20.000 personas impulsadas por la necesidad, impulsadas por el hambre, impulsa­das desgraciadamente por los altos costos de los alquileres, la des­ocupación, buscaron una tierra que estaba abandonada, la tierra en la que había violaciones, basurales, un montón de cosas que perjudicaban a la sociedad».

 

El caso será elevado a la CIDH

En el 2014 se realizó un Juicio Ético y por la Verdad en el auditorio de la Universidad Nacional de Quilmes. Durante el juicio, se escuchó la declaración de testigos, y de personas en caracter de amicus curiae. El juicio fue grabado para enviar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, buscando que el caso de Agustín Ramírez, asesinado por «gatillo fácil», sea declarado crimen de lesa humanidad.

Esto fue posible por el material que la Comisión Provincial por la Memoria entregó a la familia. Se trata del Legajo 27910 caratulado como «Homicidio de Javier Santos Sotelo y José Agustín Ramírez» y contiene un informe de la delegación de Lanús de la ex Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA). En ese material se encuentran investigaciones de la policía sobre el asesinato de Agustín y sobre marchas, afiches, información de participantes a las marchas, etc, hasta el año 1995. Allí los mismos investigadores identifican a Ramírez como «joven que fuera abatido por la policía», y como «uno de los cabecillas de un grupo de personas que se dedicaba a captar carenciados sin lugar de residencia para introducirlos en terrenos fiscales y así radicar asentamientos».
«Lo mandó a matar Luis Martino» dice segura Francisca. «De la inmoviliaria que decía ser dueña de la tierra, lo mataron por tomar las tierras, pero además porque Agustín averiguó en catastro que la tierra no era de Martino sino que eran tierras fiscales».

Agustín trabajaba en una fábrica de vidrio, «y ya lo habían amenazado, ya le habían dicho que lo iban a matar» dice Francisca.

Efectivamente, el 5 de junio de 1988, Agustín  fue asesinado junto al compañero Javier Sotelo. Los testigos esa noche vieron al menos a cuatro hombres que se llevaron a Agustín, lo escucharon gritar. Sólo Sotelo fue en su auxilio y lo asesinaron en el momento. Agustín apareció más tarde, con signos de tortura sobre su cuerpo.

Sin embargo la causa fue cerrada con un único acusado, un ex policía federal al que llamaban «El Chanchero», que fue internado en un psiquiátrico hasta recuperar su libertad.

 

Por eso fue necesario realizar el Juicio Ético por la Verdad y Justicia, porque después de 27 años Agustín merece que se conozca la verdad, Francisca merece que los asesinos de su hijo sean condenados. Y la sociedad toda merece Justicia.

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