-¿Qué podés destacar del informe?
Primero quiero decir que nos vimos obligados a elaborar este trabajo porque no tenemos datos confiables por la manipulación de la Intervención al INDEC y que estos son necesarios no solo para las políticas públicas sino que los trabajadores los necesitan a la hora de la discusión salarial.
Luego, lo destacable es que desmiente de manera contundente las afirmaciones de la Presidenta en la FAO sobre que en nuestro país bajó la pobreza y que la indigencia casi desapareció. Lo que nosotros verificamos es que, aún usando la metodología tradicional que venía utilizando el organismo antes de la intervención y sólo corrigiendo los precios de los productos (denunciados como groseramente falseados), la pobreza en realidad alcanza al 25,1% de la población y la indigencia al 5,6%. Lo más grave ahí es la situación que refleja este informe que es que, si hacemos ajustes metodológicos e incluimos otros productos de consumos necesarios, ya tenemos un 44% de pobres y un 11,3 no alcanza a cubrir la canasta alimentaria.
-¿Y si vemos región por región del país?
Hay una gran disparidad. El caso extremo es el Noreste (NEA) que tiene un 40 % de pobres si medimos con el método tradicional. El Noroeste (NOA) también supera el promedio nacional y alcanza ya un 30.4 de población bajo la línea de pobreza.
-¿Qué pasa en el Gran Buenos Aires?
También supera un poco la media nacional alcanzando un 25,8 con la metodología tradicional y, si aplicamos la metodología nueva tenemos un 45 % de personas en situación de pobreza.
-¿Por qué creés que el gobierno elude enfrenarse a estos datos?
Un experto en un encuentro que hicimos en el congreso dijo que “Intentar llevar a cavo políticas públicas es como volar sin radar”. Si no tenés información cómo orientarse? Es curioso pero parece que carecer de estadísticas públicas confiables no es una preocupación para el gobierno. Entonces, es de esperar que no haya medidas que atiendan las necesidades del pueblo.
Por Miguel Aguirre de Agenciaacta.org