Sobre el pago agrario

Por Claudio Lozano*

Una vez más los poderosos y privilegiados de siempre pretenden resistir una medida fiscal justa y dirigida a aminorar desigualdades y promover derechos.

De manera hipócrita, invocando la defensa de los pequeños productores, los dueños del agronegocio en la Argentina impulsan un paro de cuatro días frente a la decisión del gobierno de aumentar tres puntos las retenciones. La medida tomada por el Presidente Alberto Fernández es resultado de una clara estrategia de concertación con el sector y está sostenida en una ley votada por el parlamento. Pero además de la legitimidad y legalidad de la medida, el aumento es solo para la soja (el resto de los cultivos no tiene aumentos e incluso varias economías regionales son beneficiadas con reducciones) y en el caso de la soja el aumento es para quienes producen más de 1000 toneladas.

Es bueno aclarar que en la producción de soja el 4% de los productores (apenas 2.800 sobre 75.000 productores) concentran el 60% de la soja que se produce. Los que producen más de 1000 toneladas representan el 70% de la producción. Al revés, el 90% de los productores aporta el 25% de las toneladas de soja.

Quienes resisten la razonable medida gubernamental es esa gran burguesía agraria que en los últimos 25 años ha protagonizado un proceso de acumulación en el sector agropecuario que ha producido notables desequilibrios en el sector.

Este proceso aceleró la concentración, impulsó la tendencia al monocultivo sojero, profundizó la presencia del capital extranjero en áreas claves del agronegocio tales como el paquete tecnológico y la producción de maquinaria. Lo expuesto se tradujo en una crisis profunda de la pequeña producción.

En los últimos 25 años la producción agraria se triplicó, pero en dicho marco la soja pasó de representar el 25% a ser el 50% de la producción. A la vez este proceso le quitó 10 millones de hectáreas a la ganadería y al avanzar extendiendo la frontera agropecuaria promovió, vía desmonte de los bosques nativos, el deterioro de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad.

La expansión del agronegocio ha generado una fuerte agresión ambiental que ha devastado territorios que prestaban servicios respecto de suelos, mitigación del cambio climático y preservación de especies vegetales y animales.

El aumento de las retenciones debidamente segmentadas y dirigidas a la gran burguesía agraria no solo es una estrategia fiscal justa en un contexto de dificultades como el que hoy vive el país. Es también un mecanismo que al capturar parte de esa renta extraordinaria que promueve el monocultivo sojero, permite impulsar políticas más equilibradas y razonables en el sector agropecuario.

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*Claudio Lozano, Director del Banco Nación, presidente de Unidad Popular y dirigente histórico de ATE.

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