¿Por qué militar el fragmento?
Por Matías Feito y Héctor Santella*
En un tiempo social donde alguien puede dominar con ‘demasiado poco’, ese alguien con ‘tan poco’ nos remite al resto desarmado sobre el que opera. ¿De qué trata el ‘demasiado poco’ o ‘tan poco’? La condición rota de la hegemonía encubre las debilidades constructivas del momento que atraviesa el capital financiero como forma dominante en un periodo más general.
Nos instalamos en una puesta en régimen de los procesos políticos y sociales en Argentina. Donde diversas fracciones dominantes logran un grado de unificación comandada por la aristocracia financiera que radicaliza sus propuestas e intenta expresarlas políticamente. En el avance va generando grandes heridas en la población, como también aversiones en fracciones de burguesía que aguardan impotentes canalizarlas.
El proceso de radicalización del agrupamiento político en el gobierno del estado (La Libertad Avanza, LLA) cada semana parece trastabillar en su ejecución o encuentra tensiones en un parlamento donde es minoritario. Pero al cabo de días, sin oposición, reordena el paso y continua su andar en un proceso de formación y desplazamiento de fuerza entre-construcciones, entre-organizaciones, entre-clases.
Los restos desarmados
En el proceso de la transformación social actual lo observable es la metamorfosis en que se conforma y moldean los sujetos. Comprendemos las confrontaciones en aperturas donde emergen nuevas figuras sociales, donde nadie es el mismo al entrar que al salir de un proceso de cambios y de lucha.
Lo que no se realiza, se descompone. Lo accidental es un impensado en las formulaciones y obstruimos el pasaje por el que podríamos continuar las luchas ante lo que realmente sucede. Como decía Beba Balvé “hay ‘n’ causas” en la derrota.
Así el estado de convicción/estado de ánimo en los grupos dirigentes deja tener un límite nítido, la confusión es efecto de esta derrota que carcome al sujeto como residual de una pregunta que la época cambio. En momentos donde ni la fracción burguesa más progresista se hace presente, sólo en manos de la clase obrera y el campo del pueblo podrá encontrar una atea respuesta. Pero, dentro de éste nos encontramos rodeados de fragmentos que hacen sostenible las condiciones existentes, que hacen a complicidades consciente e inconscientemente encadenando detenimientos políticos y sociales. Aquellos formados en otras experiencias históricas, lo viven de modo incomprensible, insoportable, pero no siempre enfrentándolo.
La aceptación o reconocimiento de una determinación externa sobre un comportamiento, nos remite a la distinción de Clausewitz entre conservación física y preservación moral para comprender el predominio del miedo físico sobre el valor ante la fuerza del adversario. El vencedor se apropia del poder sobre los cuerpos derrotados hasta el límite de construir la imposibilidad de reflexionar sobre las confrontaciones que lo forman, hasta la construcción del desarme en formas de acción que consienten esa legislación expropiatoria.
La conservación física demanda más tiempo en las tareas diarias, el reino de la necesidad nos ocupa, avanza sobre las acciones de nuestros cuerpos. Los problemas del poder y la conducción se vuelven más lejanos los horizontes de abstracción en que nuestras conductas pierden mediaciones para reflexionar colectivamente.
El llamado ajuste permea una diversidad de otros ajustes. Retomando a Sarah Ahmed en la noción de ajuste de voluntad al alinearnos con los demás, al esforzarnos para querer lo que otros quieren o comportarnos del modo esperado. Emerge como trabajo emocional por cerrar filas, convencernos para estar en defensa de un orden.
Aquellos que no sienten la opresión social, aún vulnerables, frágiles, no pueden oponerse a un orden injusto. El conocimiento de la realidad se re-describe encubriendo la herida del poder-sobre cada quién. Un poder-sobre fragmentos de uso.
… después del fragmento
¿Personificación de qué relaciones sociales son los fragmentos? Fractura nosotros/ellos de lo que eran fraternas organizaciones constituidas en un periodo anterior, desgaste de energía social en destrucción mutua de organizaciones, despotenciación en la prosecución de objetivos económicos inmediatos y políticos inmediatos, falta de conocimiento directo en las nuevas fracciones sociales de la clase obrera, incapacidad en defensa efectiva ante políticas de gobierno, perdida de instrumentos de lucha, y reducción de influencia de los problemas de conducción.
¿A qué campo de la realidad nos remite? Nos localizamos en las organizaciones del campo del pueblo. Donde los efectos de derrota implican consecuencias organizativas inmediatas para el adversario que logra ocupar territorialidades y formar en la destrucción de las viejas relaciones sociales aquellos fenómenos morbosos (espaciamiento entre lo desalojado y no puede ser reemplazado progresivamente) que clausuran proyectos de transformación social.
Hasta aquí, todo lo que usted quiere saber del fragmento y nunca se animó a preguntar quién lo opera. En una cara, la ingeniería fragmentaria como tecnología política desde el campo del régimen. En la otra faz, la fragmentación infinita de organizaciones del campo del pueblo y dirigentes parcelarios desafectados de acciones hegemónicas. Ser dueños de fragmentos tiene dos caras de la moneda, tiene toma y daca.
Nuestras organizaciones procesan heridas de estrategias en pugna. Al aproximarnos desde las estrategias de la burguesía donde la división del trabajo, el lugar en que cada quién es situado, etc., recibe heridas que transforma, reconstruye o aniquila. Pero también producto de formaciones ideológicas en el propio campo del pueblo que moldean modos de conducción, formas de organización y lucha, lo que el resto del campo del pueblo hace con nosotros en un momento determinado. Por ejemplo, fracciones obreras en el reformismo burgués (legitima y realiza intereses sectoriales), resoluciones en fracturas y competencia de dirigentes por base de maniobra social, etc.
Curiosa toma de conciencia llegamos a lograr en medio de aceleraciones de coyunturas y luchas internas, recién caemos que es también un fragmento donde habitamos.
La noción de correspondencia en un orden de guerra social
Organizar la fragmentación como tarea requiere plantear nuevos problemas, nociones y conceptos sin nostalgia del conjunto ni voluntarismos que nos saturan de quehaceres para dejarnos quietos en el punto de partida. Asumiendo desprotección, vulnerabilidad, fragilidad, podemos oponernos a estas condiciones políticas, asumiendo no esperar nada de arriba.
¿Dejarnos caer carece de voluntad colectiva? ¿El momento descendente parece no tener fin? ¿Cómo salir del momento descendente de la lucha de clase del proletariado? Aquello que se reencuentra en la correspondencia es un conocimiento directo de las fracciones sociales afectadas por políticas de gobierno.
¿Qué hace soportable lo insoportable de las condiciones existentes? La estrategia como operador nos permite hacer observables heridas, cortes, de las estrategias burguesas (tanto en las alianzas en el gobierno como en las alianzas de la oposición parlamentaria) en nuestro propio campo del pueblo, y de estrategias proletarias o populares en los encuentros dados en coyunturas tras coyunturas que desencadenan, muchas veces, sin asumirlas.
Entre oposiciones oficiales y oposiciones políticas se desenvuelven formulaciones voluntaristas, quietistas, derrumbistas. Son formulaciones ideológicas entre aquellos que enuncian su oposición al gobierno: “ganar la calle”, “me quedo quieto” o “se cae sólo”. Describen un paisaje donde la neblina ideológica se vuelve tan espesa que cuesta asumir la situación de originalidad entre crisis y descomposición.
En la oposición política nos parece primordial contener la dispersión del movimiento (lo activo) y transformarlo en repliegue ordenado, convergente, para políticas efectivas, ataques efectivos. Por ello, requiere de correspondencias entre acciones. La noción de correspondencia nos debe preparar para la transformación.
Sin quitar la mirada larga en la distinción y articulación que propone Lenin entre lucha democrática y lucha socialista. Las luchas democráticas para crear situaciones en que los grupos dominados tengan peso e influencia en las decisiones políticas, donde establece alianzas con otras fracciones sociales; y las luchas socialistas contra la opresión del régimen, contra el despotismo del capital y por la hegemonía de una relación social de nuevo tipo.
Volviendo a nuestra sugerencia inmediata. Las formas de correspondencias sociales entre los fragmentos que producen acciones es una primera tarea que por momentos debe relativizar aquellos cortes que operan entre las partes. Un replanteo del trabajo de lo negativo en cada combate cotidiano que requiere de potenciación por cubrir necesidades y abrir horizontes de acción.
Nos preguntamos el porqué de una realidad donde el propio campo se construye en la multiplicación de fragmentos, y si esto se manifiesta como abandono de las metas. Abandono de estrategias, devaluación de las metas, priorizando movimientos tácticos.
Una época donde los esquemas de acción no llegan a construir esquemas conceptuales. Dicho esto, podemos preguntarnos acerca de todas las particiones en que se encuentra el campo del pueblo que hacen a la proliferación de fragmentos que debilitan al conjunto. Seguramente ésta pregunta nos lleve a las limitaciones de los dirigentes. Más arriba señalábamos acerca de una política del régimen para dividir. Es en el despliegue de una tecnología a tal fin donde deberíamos militar lo contrario.
¿Cuál es la especificidad de la correspondencia? Desencadenar transformaciones entre las partes al organizar, coordinar y direccionar acciones con potenciación mutua que puedan abrir novedades para una reflexión-voluntad colectiva.
Es absurdo defendernos con aquello que nos fragmenta (aunque se lo intente). Hagamos de las correspondencias una salida del fragmento, hagamos un gesto incandescente para reencontrarnos en una respuesta a la irresistible descomposición.
*Investigadores del Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales (CICSO, www.cicso.org), Argentina, invitados por el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (www.estrategia.la). Matías Feito, escritor e investigador de CICSO (Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales) donde trabaja la temática de los enfrentamientos sociales en Argentina. Simultáneamente está involucrado en las acciones del movimiento obrero y el movimiento cooperativo de su país. Héctor Santella, sociólogo e investigador de CICSO (Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales). Se especializa en clase obrera, dinámica y enfrentamientos sociales en Argentina. Actualmente, dirige el área de estudios sobre “Conflictos sociales en Argentina”.
Fuente: Nodal