La Secretaría de Derechos Humanos de la CTA bonaerense repudia el “protocolo anti protesta social” de Patricia Bullrich y Javier Milei
El gobierno nacional, recientemente asumido, arremete con toda violencia contra la clase trabajadora y los sectores más postergados de la patria. Luego de llevar adelante una descomunal escalada inflacionaria, la liberación de los precios y la quita de subsidios, se escuda tras un “protocolo” enarbolado por la ministra de Seguridad de la Nación, que condena a todo el pueblo a la pobreza y criminaliza la protesta social.
No hace mucho tiempo, la hoy ministra de seguridad, participó de protestas con corte de calle, que es una medida a la que llegan los colectivos cuando sus reclamos no son escuchados por los canales institucionales, o cuando se ven afectados sus derechos. Esto ha sucedido históricamente en la Argentina, y fue cómo se conquistaron los derechos, y en todas partes del mundo.
El protocolo de Bullrich y Milei es tan aberrante que ya comenzó a expresarse la solidaridad internacional, como la de la Central obrera uruguaya PIT / CNT, o la Confederación Sindical de Comisiones Obreras de España.
El gobierno permite a las cuatro Fuerzas Federales, más el Servicio Penitenciario, que actúen sin previa orden judicial. Se elaborará un registro de las organizaciones que participan de medidas de protestas y de sus líderes, también serán identificados como “instigadores” o “cómplices” quienes sean parte de marchas u otras acciones.
Por otra parte, el gobierno extorsiona a las personas que se encuentran en mayor estado de vulnerabilidad, a través de mensajes en la aplicación “Mi Argentina”, y se reproducen comunicados en los altos parlantes y las pantallas de las estaciones de trenes. «El que corta no cobra», se repite.
Se requisan colectivos urbanos y se filman los rostros de los pasajeros. La Prefectura y la Gendarmería controlan camionetas, camiones, y micros de media y larga distancia. El despliegue de las llamadas “fuerzas de seguridad” provocan una verdadera imposibilidad para circular y son muchas calles las que cortan, al tiempo que se atribuyen funciones como si fuese una dictadura o un Estado de Sitio.
Nos mantenemos en estado de alerta y denunciamos todos los atropellos de un gobierno que asumió con la confesa decisión de resetear a la sociedad argentina, y volver a los tempranos años del siglo XX, cuando no existían derechos para las clases populares y la oligarquía tiraba manteca al techo en los restoranes de París.