Carlos Loza: «El juicio de la ESMA contribuye a reforzar la condena social a los métodos que utilizó el terrorismo de estado»
La Mega Causa de la ESMA, que juzga a genocidas por delitos de lesa humanidad cometidos en ese centro clandestino de detención, tiene una quinta etapa que actualmente se encuentra en proceso de instrucción. Durante el cuarto tramo en el que se registran 10 imputados, 800 víctimas, se incrementaron pruebas y sobrevivientes cuyos testimonios fueron determinantes para que a fines de 2018 la Cámara confirmara el procesamiento de otros 34 genocidas por una cantidad numerosa de víctimas, ya sean desaparecidos o sobrevivientes.
Carlos Loza, sobreviviente de la ESMA y querellante junto a la Asociación Ex Detenidos Desaparecidos, comentó que esta situación genera que “se abra la posibilidad de que en un corto período de tiempo se instrumente una casusa por todos los casos”. Hasta el momento la fiscalía tiene registrados 1022 casos.
El avance mediante la lucha inclaudicable de las organizaciones de derechos humanos, impulsó a personas que estuvieron detenidas en la ESMA, o saben de familiares que están desaparecidos y no se animaron en su momento, situación que genera un incremento en la cantidad de imputados.
“La idea de la querella que integro con la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos es plantear que se haga un juicio por todos los compañeros con todos los imputados, porque entraría en un quinto tramo. Una de las cuestiones que está pasando con este juicio es que está más avanzado que el de Campo de Mayo; allí hay como 12 o 13 tramos, pero una cantidad muy inferior de procesados y condenados. Además los casos son muy fragmentados. Pero en este, hay más pruebas, más sobrevivientes”, apuntó.
A la edad de 23 años, Carlos Loza fue secuestrado el 16 de diciembre de 2016 junto a Héctor Guelfi, Rodolfo Picheni y Oscar Repossi. Permaneció allí durante 21 días, fue torturado y presencio el asesinato de Jorge Mandé, a manos de un guardia que lo pateó hasta dejarlo sin vida. Claudio Adur y Hernán Abriata, compañeros con quienes compartió cautiverio, continúan desaparecidos al día de hoy. En homenaje a Abriata, quién le había dado aliento durante un crítico estado anímico, Loza bautizó como Hernán a su hijo.
“El juicio de la ESMA tiene una gran importancia, porque contribuye a reforzar la resistencia social, la condena social a los métodos que utilizó el terrorismo de estado, la dictadura cívico militar, y los grupos empresariales que se beneficiaron de ella, eliminando a miles de compañeros que integraban fundamentalmente comisiones internas y cuerpos de delegados. Estos grupos económicos, se beneficiaron además con el endeudamiento externo que aún perdura y se acrecentó notablemente. Entonces esta condena social que llevamos adelante como política, es para que estos hechos no se vuelvan a repetir, pero además para proteger a la militancia actual, y no permitir que los compañeros pasen por situaciones similares cuando están reclamando por sus derechos”
Parte de la estrategia perversa de los genocidas enmarcada dentro de su plan sistemático, disponía que se liberen a personas detenidas y torturadas brutalmente física y psicológicamente, para que infundieran terror a la sociedad a efectos de paralizar cualquier intento de resistencia. Loza dejó de militar durante algunos meses tras haber recuperado la libertad, pero al poco tiempo comenzó a reorganizarse con sus compañeros del puerto quienes impulsaron paros y contribuyeron a la creciente resistencia política, y con las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, encendieron una luz de esperanza en medio de la noche más oscura de la historia Argentina.
“Como sobreviviente de la ESMA, tenemos un compromiso contraído en los campos de concentración que es; el que sale cuenta. En el juicio de la ESMA hay una buena cantidad de sobrevivientes que se han prestado a declarar, contribuido con sus testimonio. Muchos integran organismos de derechos humanos y otros están dispuestos a reforzar permanentemente a reforzar la acusación contra los genocidas”, finalizó.