Posibles líneas de interpretación de los anuncios presidenciales

La semana pasada estuvo signada por una fuerte corrida contra el peso, iniciada con altos y bajos en abril, que culminó el viernes en una devaluación de más del 100% en lo que va del año. Pese a los supuestos intentos del gobierno por frenar al dólar, se posicionó en una relación 1/38 respecto al peso, llegando a picos que pasaban los 41.

Estos intentos de frenar al dólar deben ser leídos en un contexto donde la pérdida descomunal de salario real que modifica drásticamente el valor de la fuerza d trabajo argentina respecto a los trabajadores del resto del mundo, fue un objetivo esperado y alentado por el gobierno actual. El debate sobre si se trata de acciones inconsistentes producto de ineficiencias políticas y técnicas no aporta al momento de analizar la situación a la que nos enfrentamos: un peso depreciado, salarios empobrecidos una inflación alta y persistente, dificultades para abastecernos de bienes importados en un contexto de una industria nacional desbastada.

Medidas durante la semana

El acuerdo con el FMI, el posterior incumplimiento de dicho acuerdo, y la necesidad de uno nuevo, colocaron a la Argentina bajo nuevas condiciones impuestas por ese organismo, ahora menos transicionales y más “efectivas” (condiciones que aún no terminamos de conocer). Durante la semana se anunciaron desordenadamente una batería de medidas que intentarían, sin suerte aún, morigerar la crisis. Entre las más destacadas se anunciaron por un lado, una aceleración en el cronograma de reducción del déficit fiscal (las nuevas imposiciones rondarían entre el 0% y el 0,5% para el déficit de 2019 del PBI). Por el otro lado, una suba de la tasa de interés de referencia al 60% por parte del Banco Central encareciendo el crédito y aumentando la ya existente recesión.

Los anuncios de hoy

Los anuncios gubernamentales pueden dividirse en dos partes. La primera refiere a los cambios en el organigrama de la propia estructura de gobierno y en el fuerte impacto simbólico de la desaparición de ministerios claves para los y las trabajadoras. Estas modificaciones plantean un nuevo ordenamiento de las jerarquías al interior del ejecutivo.

El anuncio presidencial sólo se remitió a decir que los Ministerios bajarían a menos de la mitad de los existentes en la actualidad sin dar mayores especificaciones. Minutos después del mensaje se dio a conocer el nuevo organigrama que implica la reducción de 22 a 11 Ministerios.

Entre los cambios más importantes se destacan la subsunción de los ministerios de Trabajo y Agricultura al Ministerio de Producción a cargo de Dante Sica; La unificación de Educación, Cultura y Ciencia conducido por Alejandro Finocchiaro; Salud y Seguridad Social pasan a integrar el Ministerio de Desarrollo Social y Energía se integra al Ministerio de Hacienda.

Otro cambio relevante dentro la organización interna que trascendió es el desplazamiento de Lopetegui y Quintana, mientras que el primero pasaría a asesor presidencial, el segundo quedaría como supervisor de las empresas con control estatal. A cargo de la vicejefatura de gabinete quedaría Andrés Ibarra.

La segunda parte de las medidas anunciadas refirieron a un cambio en las metas fiscales para los años venideros. Los anuncios confirmaron un cambio en las metas fiscales para llegar con equilibrio en las cuentas públicas para 2019 (déficit 0%), y un superávit para 2020 del 1% del PBI. Estos objetivos se lograrían a partir de diferentes medidas que implican un sistema de retenciones a las exportaciones generalizado; ahorro en las inversiones; transferencia de subsidios a las provincias (transporte y tarifa social eléctrica); ahorro en gastos operativos del Estado; etc.

Los cambios en la política de retenciones impactarán sobre la recaudación, aportando la mitad de lo requerido para llegar a la meta fiscal propuesta. Se aplicará una suspensión del cronograma de rebajas de retenciones a la soja, actualmente en 25,5%, y la equiparación de sus derivados (harina y aceite). Al mismo tiempo se instrumentó un “derecho a la exportación” consistente en una suma fija por cada monto exportado. Para bienes primarios se trataría de 4 pesos por cada dólar, y para el resto de los bienes de 3 pesos. Estas sumas estarían atadas a un porcentual máximo en caso de una apreciación del tipo de cambio con el objetivo de “no desalentar la exportación”. A valores corrientes del día de hoy se trata de un gravamen del 10% para los productos primarios (cebada, trigo, maíz, etc.) y de un 8% para el resto de la producción antes exenta (complejo industriar, energético y minero). Los ahorros en los gastos operativos y de servicios del Estado (0,2%) no se encuentran detallados en los anuncios pero los congelamientos en los ingresos y la no renovación de contratos ya anunciada anteriormente avanzarían en este sentido.

Panoramas posibles

El anuncio del Ministro de Economía se basó casi exclusivamente en la explicación del nuevo esquema de retenciones. Medidas necesarias e imprescindibles para la coyuntura actual. No obstante, lejos de aliviarnos con la posibilidad de que la crisis la paguen los que más tienen, la salida que efectivamente plantea el gobierno a la crisis y que se tomaron implícita o explícitamente durante la semana, se monta además, sobre tres ejes, el ahorro público (ajuste), un dólar alto y “competitivo”, y la contracción de liquidez que provoque nuevas corridas (tasas de interés al 60%).

El ajuste sobre el sector público no es otra cosa que el despido de cientos de miles de trabajadores (recordemos que este gobierno ya había anunciado la no renovación de los contratos públicos en diciembre de este año), la situación de los trabajadores de Agroindustria es el comienzo. Pero además la caída de la obra pública y todos los empleos públicos y privados que dependen de ella. Otro de los anuncios remitió a la quita de subsidios o transferencia de los mismos a las provincias, tal es el caso del transporte. Esta situación que mejora las cuentas nacionales no hace más que ahogar a provincias ya empobrecidas.

Las tasas altas de interés generan un estrangulamiento para la industria nacional impidiendo el acceso al crédito. Esta situación genera y profundiza la recesión posibilitando además, el aumento de suspensiones y despidos. Esta situación combinada con un dólar alto y una industria dependiente de la importación de insumos redunda en el colapso del parque industrial centralmente de las Pymes.

Finalmente la inflación interanual pasa cómodamente el 40% y las paritarias continúan congeladas para el sector público. El sector privado, por su parte logró apenas romper ese techo y ubicarse entre el 20% y el 25% de aumento salarial. Sobre estos temas, primó el silencio en los anuncios de hoy.

*Equipo del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma

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