“Que los presentes sean considerados militantes es sabido. Pero que un juez se considere militante es algo especial, no menor. Entre otras cosas, porque una de las huellas del terrorismo de Estado es hacernos creer que ser militante es incompatible con ser juez. Eso se lo han creído y se lo siguen creyendo a sangre y fuego los jueces que son parte de una corporación que ha sido cómplice, en su mayor parte, de la última dictadura. No hubiese habido 30 mil desaparecidos, sin la complicidad de jueces que lo toleraron”, expresó el juez Rozanski, segundos después de haber recibido la medalla Germán Abdala al mérito militante.
Rozanski es presidente del primer tribunal que procesó con sentencia a los genocidas de la dictadura militar, tras la derogación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Además, es el primer juez federal nombrado por concurso en el Consejo de la Magistratura.
Visiblemente emocionado, Rozanski persuadió al auditorio de mantener una mirada optimista sobre el desandar las huellas del terrorismo de Estado, sin la cual ninguno de los homenajeados podría haber estado presente en el anfiteatro Eva Perón de ATE.
Fuente: www.eltrabajadordelestado.org