Cuarentena o declaración de aislamiento social, preventivo y obligatorio para toda la población

Opinión

Por Sara Vivian Bird(*)

El mundo entero está atravesado por una Pandemia, la presencia del Coronavirus, que no es un germen común como ya sabemos, nos está llevando a cambiar todas nuestras conductas habituales y ha surgido por un lado el temor al contagio y por el otro la falta de una cura o vacuna o tratamiento definitivo nos ha llevado a un sentimiento de angustia, preocupación e incertidumbre. La forma de enfrentarlo en nuestro país desde el punto de vista sanitario es tomando medidas esencialmente preventivas como la declaración  del “aislamiento social, preventivo y obligatorio para toda la población” que en realidad es un distanciamiento corporal o físico, porque somos seres eminentemente sociales y seguimos vinculados en la actualidad mediante las redes sociales en sus múltiples formatos que permiten también la circulación inmediata de información basada en la evidencia adecuada, actualizada y científica.

Este distanciamiento corporal o físico (“aislamiento social”) genera diferentes tipos de respuestas en las conductas de los seres humanos, a veces somos extraordinariamente solidarios y otras veces nos mostramos egoístas e individualistas, vemos profesionales que trabajan sin descanso y con magros salarios, con falta de insumos, vemos comerciantes que se aprovechan de la situación para sobrecargar precios, mientras que se forman grupos solidarios en los barrios, en los grupos familiares, en las organizaciones sociales, organizaciones religiosas, políticas, etc.

La decisión del Estado Nacional de declarar el “aislamiento social, preventivo y obligatorio para toda la población del país” nos hace pensar en que la situación es crítica. Lo que se pone de manifiesto en este tipo de situaciones que podríamos ubicar dentro de los “desastres naturales” como los terremotos, los accidentes masivos, las inundaciones, los incendios forestales masivos difíciles de revertir, las epidemias, pandemias, etc. se pueden transformar en “verdaderas catástrofes”, palabra que está circulando últimamente en el mundo entero, por la intervención de los seres humanos por inacción, por omisión o por una mala intervención.  Todas estas posibilidades traen otras consecuencias a tener en cuenta y es cómo los seres humanos reaccionamos frente al peligro y la incertidumbre. Somos seres sociales que necesitamos de los otres, convivir con otres, relacionarnos siempre con otres, pero según algunos neurocientíficos en siglos de evolución hemos aprendido mecanismos de supervivencia implantados en nuestro cerebro y estamos diseñados para sobrevivir ante la amenaza. Esto nos permitiría comprender las diferentes respuestas como la huida o la fuga, o el egoísmo, y el “sálvese quien pueda” o la respuesta hostil o agresiva ante el peligro, pero también la solidaridad, el espíritu comunitario y el cuidarse unos a otros. Esto nos puede ayudar a comprender el abanico de comportamientos que podemos ver en la situación actual.

Sin embargo los lugares del mundo que están obteniendo resultados positivos en el control de esta pandemia son aquellos que no la han subestimado y están actuando en forma colectiva, bajo decisiones coordinadas desde el Estado junto a asesores científicos y organizaciones sociales decididas a colaborar solidariamente con la población. Entiendo que nuestro pueblo, al que pertenecemos, se ha dado cuenta que las respuestas tienen que ser colectivas, aprendiendo de los que ya en otras partes del mundo tuvieron buenos resultados. No debemos aislarnos totalmente y para eso las redes de comunicación son fundamentales, aunque pueden tener algunas dificultades porque tanto podemos obtener información oficial basada en evidencias y científica, como  una multitud de opiniones que no están chequeadas y no ayudan a resolver los problemas y al contrario generan más temor e incertidumbre.  Otras veces las posiciones negacioncitas, que se sostienen en mecanismos de defensa psicológicos que tenemos los seres humanos como la negación y la desmentida de la realidad, llevan a figuras de renombre (en forma interesada) a no tomar medidas preventivas arrastrando a millones de habitantes a un camino negativo y sin salida de la enfermedad. Por eso los mensajes deben ser cuidadosos, para no pasar del temor que es lo normal, al miedo y al pánico o el terror. Tenemos que tener en cuenta que nos podemos encontrar con la angustia de la soledad, y por eso es importante que la comunicación se mantenga mediante las nuevas formas de las redes sociales, el celular o el móvil, el teléfono, una voz, una imagen, una llamada, un mate por internet en una charla compartida, ver caras en la pantalla, etc.

También tener cuidado con el exceso de información, la saturación de información y falsa información que puede producir confusión y malentendidos, generando comportamientos negativos para todas las personas. Formar grupos de apoyo, grupos familiares, grupos de vecinos, etc. respetando las normas de distanciamiento corporal, igual nos podemos comunicar y de esa manera sostener y contener a otros para que no ese produzca un estado de angustia importante.

Otro elemento fundamental a tener en cuenta es que los mensajes que se reciben de la OMS (Organización Mundial de la Salud), el Ministerio de Salud de la Nación y del Poder Ejecutivo Nacional deben ser claros, adecuados en tiempo y contenido y basados en evidencias científicas. Entiendo que esto se ha venido haciendo en nuestro país, nosotros tenemos que colaborar en la difusión y el cumplimiento de “quedarnos en casa”.  Superar esta pandemia lo vamos a lograr en forma colectiva, social y solidariamente, en tiempos de inquietud, de angustia e incertidumbre, donde los lazos sociales pueden debilitarse es importante ir en el día a día, en el paso a paso y que cada uno pueda hacer  lo que pueda por pequeño que sea y lo que entienda que le corresponde, respetando las normas de cuidado, el “quedarse en casa” y seguir comunicados.

La solidaridad es algo que se hace entre todos y con todos y para eso nos hemos convocado.

(*)Médica, miembro de la Red de promotoras de Salud y acompañantes a víctimas de violencia de género de la CTA Autónoma de Mar del Plata y miembro de APSA (Asociación de psiquiatras de Argentina).

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