Con el relato de sobrevivientes, se reanudó el juicio a 18 represores en La Plata

Con el testimonio de tres sobrevivientes, se reanudó este jueves el juicio contra 18 represores exmilitares, policías y un exministro bonaerense que desde mayo último son juzgados por el Tribunal Oral Federal (TOF) 1 de la La Plata, por los delitos cometidos contra 210 víctimas cautivas en dos excentros clandestinos de detención que funcionaron durante la última dictadura cívico militar.

La CTA Autónoma bonaerense estuvo presente, representada por Rosario Hasperué, secretaria de DDHH, Emiliano Hueravilo, secretario General de la regional La Plata, y Grisleda Cavaliere, referente de ATE Buenos Aires, acompañando a las víctimas que estuvieron alojadas en el excentro ilegal de detención que funcionó en el Cuerpo de Infantería de la Policía de la Provincia de Buenos Aires en La Plata, uno de los centros que, junto al de la comisaría 8va platense, juzga el Tribunal Oral Federal 1 por primera vez encabezado por una mujer.

Las víctimas estuvieron alojadas en el excentro ilegal de detención que funcionó en el Cuerpo de Infantería de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, ubicado en la calle 1 entre 59 y 60 de La Plata, uno de los centros que junto al que funcionó en la comisaría 8va de la capital bonaerense juzga el TOF 1, por primera vez presidido por una mujer, Karina Yabor.

Los imputados por los delitos cometidos en 1 y 60 son Roberto Armando Balmaceda; Carlos Ernesto Castillo «El Indio»; Alberto José Crinigan; Tomas D´Ottavio; Carlos Hugo Leguizamón; Claudio Rubén Mejías; Raúl Ricardo Monzón y Juan Antonio Vidal.

Por los hechos ocurridos en la comisaría 8va están imputados: Enrique Armando Cicciari; Luis Gustavo Diedrichs, Lucio Carlos Ramírez y Rubén Vicente Sánchez; Jorge Héctor Di Pascuale; Carlos María Romero Pavón y el exministro de Gobierno bonaerense, Jaime Lamont Smart, y por su accionar conjunto en 1 y 60 y Comisaría 8va: Lucas Marcelo Castro; Ismael Ramón Verón y Enrique Francisco Welsh.

Uno de los sobrevivientes, Raúl Castro, dijo ante el tribunal que «el 13 de abril de 1976 me fueron a buscar a mi casa y me llevaron con capucha de cuerina verde de mi casa en Gonnet, lo mismo a mi mujer que estaba embarazada. Me llevaron a la comisaria de la Policía Federal en 15 y 49, y ahí me torturaron».

«En la tortura uno pierde la noción del tiempo y no se lo deseo a nadie. Es preferible la muerte antes», expresó y afirmó que «de ahí me llevaron a 1 y 60, o donde ya estaba mi mujer».

Explicó que una vez en el Cuerpo de Infantería «fui llevado a una sala grande con montones de camas, supongo sería la guardia de los policías. Me atan con esposas a la cama. Después el Ejército trajo a mi hermana Cristina Castro, que no llegaría a los 18 años. Y también a mi papá».

El hombre militaba en el peronismo y aportó el nombre de otros militantes con los que compartió cautiverio.

Detalló que «estuve 1.529 días preso, hasta 1981, en los últimos años con libertad vigilada, que no es fácil tampoco. Yo soñaba y me levantaba creyendo que estaba libre y no».

Durante esta jornada declaró también Cristina Scatolini, quien fue secuestrada junto a su esposo el 10 de abril de 1976 en su casa del barrio La Loma de La Plata.

La pareja, que trabajaba en el Servicio Penitenciario bonaerense, fue trasladada a 1 y 60, donde fueron separados y cada uno ocupó un pabellón en los que también estuvieron atados con esposas a camas de hierro.

Scatolini relató las condiciones de hacinamiento en que estaban cautivos y cómo a la madrugada se oían ruidos «como de que salían y luego volvían trayendo gente».

«Estaba siempre vendada y se me había hecho una úlcera en un ojo porque se me había metido algodón en los ojos, no usaban gasas. Uno de los que nos vigilaba avisó a otros para que me curaran. Y un día vienen dos hombres y una mujer y la mujer me dice: ´no sé de qué te preocupás después de la gente que mataste en la Plaza Moreno (de La Plata)», recordó y agregó que al oír eso negó haber participado en ese hecho.

También contó que en una oportunidad «trajeron a una señora con una criatura, que no era bebé, pero era chiquito y lloraba desconsolado. Yo no los vi porque estaba vendada, pero lo oímos».

Sostuvo que en una oportunidad, su abuela fue al Regimiento 7 a preguntar por ella y los militares le dijeron que «no me iba a ver nunca más y por la tarde me dieron la libertad. Así era su manejo maligno».

El tercer sobreviviente en declarar fue Javier Marcelino Herrera, exdelegado de Astillero Río Santiago, quien trabajaba en el Servicio Penitenciario Bonaerense cuando fue secuestrado el 12 de abril de 1976.

Tras relatar que «en la cuadra (en alusión al lugar donde guardaban los caballos) estábamos los presos encapuchados y, en otra punta de esa cuadra, los policías que salían a hacer los operativos de detención».

«De noche nos venían a buscar para llevarnos a una sala de tortura. A mi me trasladaron a Arana para eso en dos oportunidades», precisó.

El hombre aportó el nombre de varios de sus carceleros y de sus compañeros de cautiverio.

«El 2 de junio, justo el día de mi cumpleaños, vino el coronel (Ramón) Camps, jefe de la policía, recorrió el lugar y a partir de ahí nos quitaron los pocos beneficios que teníamos, como el de salir a dar vueltas a un patio o el estar esposados adelante. Nos volvieron a vendar los ojos y a esposar las manos a la espalda».

«Nos venía a dar misa un capellán del Servicio Penitenciario de apellido Callejas. Es decir, no desconocía (la iglesia) nuestra situación», remarcó.

La dependencia policial de 1 y 60, que conecta también con el Cuerpo de Caballería que está en la misma manzana, en 60 entre 1 y 115,» funcionó como centro clandestino inmediatamente después del 24 de marzo de 1976, cuando se llevó a cabo el golpe de Estado, hasta principios del mes de diciembre del mismo año», según consta en la elevación a juicio.

Allí permanecían los detenidos «por períodos considerables de tiempo», hasta que se decidía su destino.

«Luego del golpe de Estado ocurrido el 24 de marzo de 1976, se produjeron una serie de detenciones de personas que ya habían sido identificadas previamente. En la madrugada de ese día y en los días posteriores las fuerzas conjuntas procedieron a localizar y secuestrar a personas catalogadas como ´peligrosas´, quienes fueron alojadas en la Guardia de Infantería», precisó la elevación.

Estuvieron cautivos allí empleados y delegados gremiales del Astillero Río Santiago, de la empresa Propulsora Siderúrgica, de la Sociedad Industrial de Aparatos de Precisión (SIAP), del Frigorífico Swift, de la empresa R.A.B, y de YPF, entre otras compañías.

Fuente: telam.com.ar

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