Nueva acusación contra Etchecolatz y Garachico por el CCD Pozo de Arana
Con el testimonio que Jorge Julio López brindó en 2006, meses antes de su segunda desaparición, se realizó una nueva acusación a los genocidas Miguel Osvaldo Etchecolatz y Julio César Garachico ante la Justicia de La Plata, en el marco del proceso que se les sigue por los delitos en el centro clandestino conocido como el Pozo de Arana.
La abogada querellante en juicios de lesa humanidad y representante de la Unión por los Derechos Humanos, Guadalupe Godoy, realizó un nuevo alegato ante los tres jueces que actualmente integran el Tribunal Oral Federal (TOF) 1 de La Plata, a cargo del proceso que arrancó a finales de agosto, utilizando el testimonio de Jorge Julio López, como lo hizo hace quince años cuando el testigo desapareció por segunda vez.
En la investigación están imputados Miguel Osvaldo Etchecolatz y Julio César Garachico por los hechos de los que fueron víctimas Patricia Dell´Orto, Ambrosio de Marco, Norberto Rodas, Alejandro Sánchez, Francisco B. López Muntaner, Guillermo E. Cano y Jorge Julio López durante la última dictadura genocida. López está desaparecido desde el 18 de septiembre de 2006, pero con su testimonio en el juicio de aquel año dio sustento a este nuevo proceso.
Durante su alegato Guadalupe Godoy apuntó que “es un juicio muy duro para nosotres, lo digo en plural porque creo que expreso el sentir de las queridas compañeras y compañeros que están aquí y también en singular porque, en lo personal, es un juicio repleto de ausencias, que se dio además en este contexto tan particular que impide la normalidad de los juicios aquí en La Plata y en los días donde se cumplían los quince años de la segunda desaparición de Jorge Julio Lopez”.
En esa línea, amplió “es duro también porque es inevitable realizar balances sobre lo que reclamábamos como movimiento de derechos humanos en el inicio de este ciclo de juzgamiento, lo que hemos logrado y todo lo que falta. Y ver que tantos sobrevivientes y familiares que fueron pieza imprescindible de los reclamos del campo popular ya no están”, mencionó a Adriana Calvo, Cristina Gioglio, Nilda Eloy, Alfonso dell Orto, que luego de cuarenta años reclamando saber dónde están los restos de su hija, falleció unos días antes del inicio del juicio sin esas respuestas necesarias.
«La impunidad de la segunda desaparición de López agiganta la tragedia que significó y significa su ausencia para nuestro pueblo, para quienes reclaman justicia por el genocidio y para quienes lo conocieron y acompañaron en su búsqueda de justicia y quienes estuvimos con él en ese primer juicio», remarcó. Respecto al testimonio de López, expresó que “lamentablemente no solo los genocidas deslegitiman esta voz de los sobrevivientes”, citando una resolución del Juez Blanco dictada el viernes 23 de noviembre en la que se lo ubica como testigo y no como víctima, argumentando que el paso del tiempo podría generar imprecisiones en los testimonios.
“Que estemos acá quince años después de su segunda desaparición, muestra en parte quienes estuvieron a la altura y quienes no de la tragedia que significa su ausencia. Estuvieron los sobrevivientes que no dudaron en salir esa primera noche a decir que López estaba desaparecido y nuestro pueblo que volvió a pedir aparición con vida sin dudarlo. No lo estuvo el Poder judicial ni en el esclarecimiento de lo sucedido, ni el estado en su conjunto”, sentenció Godoy.
En ese sentido Leticia Tori, referente de Unión por los Derechos Humanos, indicó que «es imprescindible seguir exigiendo memoria, verdad y justicia en nombre de todas y todos nuestros compañeros que no pueden hacerlo porque los han secuestrado, asesinado y desaparecido. Sabemos que estos juicios no son los que hubiéramos querido: cada vez los espacian más, y las condenas no siempre son lo ejemplares que debieran. Una justicia tan lenta no es justicia».
«Muchos genocidas están muriendo impunes, muchos compañerxs mueren prematuramente, como consecuencia de las secuelas de las torturas que han sufrido, sin la posibilidad de ver presos a sus verdugos. Ni hablar denla cantidad de prisiones domiciliarias que otorgan entre gallos y mediasnoches», denunció Tori. Y remarcó que «por todas estas razones seguimos poniendo el cuerpo en los tribunales, porque es una manera de decirles a los jueces: ‘Ojo, todavía estamos acá y no nos rendimos’«.
Por su parte Emiliano Hueravilo, secretario de Derechos Humanos de la CTA-A bonaerense, aseguró que «es muy importante que sigamos buscando justicia para nuestros compañeros y compañeras, y que estos genocidas cumplan el castigo que les corresponde por los delitos que cometieron». Y remarcó que «la voz de López va a seguir siendo un elemento fundamental que tenemos para continuar en la búsqueda de justicia por todos los detenidos desaparecidos».
En las próximas semanas, los jueces Andrés Basso, José Michilini y Alejandro Esmoris deberán dictar sentencia al multicondenado Etchecolatz y a Garachico, que ya tiene una sentencia por su actuación en el centro clandestino conocido como La Cacha.
Justicia YA para todas las víctimas del genocidio y para todas las víctimas en democracia!