Gastronómicos: los afectados por la pandemia de los que nadie habla
Las nuevas restricciones nocturnas afectan directamente a una actividad que desde el 2020 no trabaja de manera normal. En el sector surge un interrogante: ¿alcanzan las políticas de asistencia como el REPRO?
El gastronómico fue uno de los rubros más afectados por la pandemia en 2020 y al parecer lo será también este 2021. Las restricciones sanitarias han limitado la posibilidad de brindar servicio dentro de los locales comerciales desde hace un año, y a esto se le suman las nuevas restricciones horarias en el AMBA que anularon el servicio nocturno en los locales después de las 20hs. Además, el sector se caracteriza por una fuerte presencia de empresas Pymes, con poco respaldo económico y con un gran porcentaje de informalidad laboral. En ese contexto, los trabajadores y las trabajadoras gastronómicas deben afrontar una situación muy compleja, en donde las políticas focalizadas no llegan a cubrir la totalidad de la industria.
Según la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (AHRCC), “la crisis terminal que atraviesa la actividad del turismo, la gastronomía y la hotelería, generada por la pandemia del Covid-19, llevaron a la destrucción y el cierre de 2.500 establecimientos y 22.000 puestos de trabajo”. El escenario se muestra complejo y en esto coinciden tanto empresarios como trabajadores: “La actividad a la que pertenezco, la gastronomía, es la que más ha sufrido la pandemia”, cuenta a El Grito del Sur Daniel Jorajuría, secretario general de la Nueva Organización Sindical Gastronómicos (NOS-CTAA). Según Jorajuría, el sector gastronómico “en su gran mayoría son PYMES que venían muy mal con tarifas de servicios públicos dolarizadas, que estuvieron cerradas desde marzo, a las que sólo se les permitió hacer delivery y que muchos no lo hacían. Quienes lo utilizaron no llegaron ni al 10% de la recaudación. Luego se permitió abrir afuera y son muy pocos los que tienen esos espacios que, a su vez, dependen del clima”.
“Las y los trabajadores están en el peor de los mundos, con una angustia total”, cuenta el secretario de los gastronómicos de la CTA Autónoma. “En la Ciudad de Buenos Aires algunos hoteles están arreglados con el Gobierno de la Ciudad y han realizado eventos violando todos los protocolos. Terminaron con muchos trabajadores contagiados, algo que ellos mismos no denuncian por temor a perder el empleo”, denuncia Jorajuría. “Desde la patronal se aprovechan de la situación y hay maltrato permanente. Hemos tomado conocimiento de empresas que han obtenido créditos blandos y los han utilizado para obligar a los trabajadores a aceptar retiros voluntarios, para sacarse a los de mayor antigüedad y contratar trabajadores vulnerables. Desde nuestra organización los hemos convocando a denunciar, a asesorarse. Hoy es un buen momento para reclamar porque están prohibidos los despidos y duplicadas las indemnizaciones. Sin embargo, hay mucha tolerancia a esas violaciones por temor, desconocimiento o confusión por lo que estamos viendo”, dice Jorajuría.
Este contexto complicado también lo sufren los emprendimientos cooperativos, como es el caso de la Cooperativa Lalo de Buenos Aires, una parrilla ubicada en las afueras del complejo Paseo La Plaza en pleno centro porteño. Luciano García es el secretario de esta cooperativa fundada en 2014 y comenta las dificultades del sector. “A nosotros nos fue bastante difícil ya que estuvimos 8 meses cerrados directamente. Debido a que no tenemos delivery, no podíamos hacer ninguna venta. Después también se podría haber abierto el 1ero de octubre, pero era muy restringido: afuera solamente y con un 30% de la capacidad. A nosotros no nos rendía, podíamos ponerle el 30% de la capacidad de mesas, pero no nos aseguraba nadie que se iba a llenar ese 30%. Entonces ni siquiera eso nos iba a alcanzar para reponer la mercadería. Decidimos entonces esperar un poco más, y abrimos recién el primero de noviembre. Eso también nos afectó bastante y la deuda se seguía generando, con lo cual todavía estamos arrastrando la deuda desde ese cierre”, comenta Luciano.
Las nuevas medidas implementadas por el Gobierno nacional en el AMBA, ante la suba desmesurada de casos de coronavirus, no dejan de preocupar al sector. “Las últimas medidas vuelven a poner en riesgo la continuidad de muchos establecimientos que luchaban por la subsistencia: según la cámara empresaria, un 30% ya había cerrado con la consecuente pérdida de miles de puestos de trabajo”, alerta Daniel Jorajuría. Lo mismo nos cuenta Luciano de la Cooperativa Lalo: “Nos afecta bastante, porque tenemos un solo horario para atender al público y además tenemos la restricción de no poder atender adentro en el salón. En los días cálidos se puede trabajar afuera, pero los días que hace frío o lluvia no podemos atender. Además, si infringimos la ley y damos de almorzar en el local, estamos expuestos a una multa, entonces directamente no lo hacemos”, aporta el cooperativista.
Ante esta situación, el Gobierno oficializó la semana pasada un paquete de ayuda al sector gastronómico consistente en un pago de $18.000 por única vez para monotributistas y autónomos que se desempeñen en el sector. El programa, comprendido dentro del “Repro II” con el que se asiste a empresas afectadas por la pandemia, había sido adelantado como parte del endurecimiento de los límites a la movilidad nocturna en el AMBA. Previamente ya se había establecido otro Repro, que definía al sector gastronómico como «crítico» y habilitaba a los empleadores del sector a pedir hasta $18.000 para el pago de salarios durante el mes de abril. Para meses futuros, el techo bajará a $12.000 por salario, al menos tal como está definido hasta ahora. En el Ministerio de Trabajo estiman que unos 400.000 trabajadores y trabajadoras terminarán siendo asistidos en abril por el Repro II y este bono especial para monotributistas y autónomos.
Sin embargo, según la cámara empresaria del sector AHRCC, “hasta el momento sólo el 20% de los establecimientos califican para el Repro”. En esta línea se expresa el secretario de NOS, Jorauría, quien resalta: “Partiendo de la base que la actividad tiene 50% de trabajadores en la informalidad, ellos no lo percibirán y muchos establecimientos no cubrirán los requisitos para su cobro”.
Cabe destacar igualmente que, para quienes efectivamente reciben el pago, resulta de gran ayuda. “No pudimos ver todavía de lleno cómo se va a hacer lo de la ayuda económica. Pero si es un monto para cada asociado, sería un alivio. Nosotros ahora no estamos haciendo retiros ya que hay poco trabajo y con lo que se genera en las ventas lo que hacemos es comprar mercadería de nuevo, pagar deudas, luz, gas, electricidad, y una parte del alquiler. Tenemos que interiorizarnos más con el tema de la ayuda, pero necesitamos con urgencia algo”, agrega el trabajador de la Cooperativa Lalo.
En este contexto, la propina se ha convertido en el único ingreso para las y los trabajadores de la Cooperativa Lalo. “Las propinas se hacen con respecto al 10% del pago y en su momento cuando estábamos en la normalidad del día a día, en el turno se llegaba al 5%. Porque hay mesas que dejaban el 10, mesas que dejaban menos. Ahora se pudo haber incrementado un poco más, hay un aumento solidario de los clientes que también ven la problemática», señalan desde el emprendimiento gastronómico. «Lo que estamos haciendo es solamente repartir entre todos los asociados la propina diaria y con eso nos mantenemos, ya que ahora no tenemos otro recurso”, comenta Luciano sobre la cooperativa que integra junto a otros 7 compañeros y compañeras.
Las medidas para frenar la segunda ola del COVID-19 son necesarias y todas las políticas que sirvan para frenar la circulación del virus resultan indispensables. Pero desde los actores del sector gastronómico remarcan la necesidad de tener mayores políticas para el sector, ya sea con subsidios que alcancen a un mayor número de damnificados o presentando iniciativas para repartir mejor los ingresos, como volver a “El Laudo Gastronómico” que implica repartir un porcentaje sobre las ventas. La implementación de ambas iniciativas del Repro pueden llegar a contener a este sector tan golpeado, aunque resulta difícil asegurar tal éxito con el nivel de informalidad que tiene el rubro.