Se hizo justicia: prisión perpetua para el travesticida asesino de Diana Sacayán
Tras tres años de lucha de los colectivos trans, durante la mañana de hoy se le dictó la prisión perpetua a Gabriel Marino por “homicidio triplemente agravado por haber sido ejecutado mediando violencia de género por odio a la identidad de género y con alevosía y robo” La Comisión de Justicia por Diana Sacayán convocó a toda la comunidad Travesti-Trans a esperar la sentencia junto a la familia de Diana, asesinada de 13 puñaladas en octubre de 2015 en su departamento de Flores (CABA)
“Fue un día histórico para lo que es el LGTB donde se logró la condena de un Travesticidio al asesino de Diana. Es una lucha que venían llevando adelante las compañeras y es por primera vez se crea este antecedente que le permite a Diana descansar en paz, gracias a la lucha de sus compañeras que conquistaron este histórico fallo que habilita la misma sentencia para casos similares. Esperamos ahora el juicio por el crimen de La Moma donde también la querella planteó la figura de travesticidio”, expresó Liliana Gómez, Secretaria de Género de la CTA-A Bonaerense”
Diana entregó su vida a defender y ampliar los derechos de las personas trans y a la lucha contra la violencia hacia las travestis y, paradoja del destino o lógica estadística, murió acuchillada por un asesino varón en un crimen de odio.
Había nacido en Tucumán casi 40 años antes. Para escapar de la pobreza en su provincia, la familia -madre, padre y 15 hijos e hijas- emigró hacia la pobreza bonaerense. Ese contexto sumado a su decisión de manifestar abiertamente su identidad de género, le marcó una ruta de vida cargada de dificultades y sufrimientos que fueron rindiéndose ante su andar indetenible.
Su CV dirá que fue periodista, candidata a integrar la conducción de Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires, fundadora y redactora del primer periódico trans en toda Latinoamérica, “El Teje”, y colaboradora en el diario Página/12. Trabajó en el programa de diversidad sexual del INADI. Participó además en el relevamiento de los Libros “La gesta del Nombre propio” y “Cumbia, Copeteo y Lágrimas”, informes sobre la situación de vida de las personas travestís, transexuales y transgénero (Ediciones Madres de Plaza de Mayo, 2006 y 2008 respectivamente).
Fue representante para el Cono Sur de ILGA, una ONG Internacional, especializada en temas de género y diversidad sexual. Fue candidata a ocupar la Defensoría del Pueblo de La Matanza en 2014. Estudió Educación Popular en la Universidad Popular de las Madres y fue la máxima referente del Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (MAL), surgido del MTL, en 2001, desde donde comenzó a desafiar el orden establecido con reclamos que fueron ingresando al Congreso y convirtiéndose en nuevos derechos.
Su esfuerzo se tradujo en política pública en más de una oportunidad: Participó de la construcción y redacción de la Ley de Identidad de Género, una de las más progresistas en el mundo en la materia. Para estrenar la ley, la presidenta Cristina Fernández le entregó el DNI con su nombre auto-percibido en un acto en la Casa Rosada en 2012. Logró que el Ministerio de Salud bonaerense obligara a los hospitales a respetar la identidad auto-declarada de las personas trans o travestis. Impulsó la ley de Cupo Laboral Trans en el Estado de la Provincia de Buenos Aires, sancionada en septiembre de 2015, por la que aun la comunidad LGTB reclama implementación a la gobernadora María Eugenia Vidal.
El hecho que terminó con su vida no fue, claro, el primer registro de violencia de Diana Sacayán. En la madrugada del 10 de agosto de 2013, Diana Sacayán, fue salvajemente agredida por un individuo en la Estación de Laferrere y abandonada luego por las fuerzas de seguridad. Motivo de la golpiza recibida, Sacayán tuvo que someterse a una intervención. Luego de increpar a los gendarmes por dejar escapar al atacante, también recibió bastonazos de los uniformados. Finalmente, en la comisaria se negaron a tomarle la denuncia correspondiente y la trasladaron hasta la puerta del hospital. Ella misma contó en un comunicado que se abrió “una causa penal contra los efectivos por abandono de persona e incumplimiento del deber de los funcionarios públicos. Además de realizar la denuncia en la Secretaría de Derechos Humanos de La Nación, en el programa de lucha contra la impunidad, donde me atendió su propia Directora, la Sra. Sandra Furio. Que de inmediato me aconsejaron y acompañaron a realizar la denuncia en el Ministerio de Seguridad de la Nación. A la vez de denunciar el hecho en asuntos internos del Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires. Nunca pensé volver a pasar semejante situación de violencia, luego de tantos logros obtenidos con la lucha y la paciencia”.
En 2012 también había denunciado a la Policía Metropolitana por golpearla y detenerla sin motivos.
Su asesinato puede leerse como una triste conquista más de su lucha: el hecho colocó la problemática de la corta expectativa de vida de las travestis en los principales medios de comunicación. Su nombre debe escribirse en el mismo renglón de la historia que los de Carlos Jauregui y Lohana Berkins. Su huella es tan profunda que su ausencia física solo se tradujo en luz-guía para continuar andando en la niebla que significa avanzar hacia una sociedad igualitaria, en un país con derechos plenos para todos y todas.
Fuente: Prensa CTA-A BsAs / Canal Abierto