-¿Cuál es el balance que hace la CTA Autónoma de 2017?
Fue un año intenso, tanto en la ofensiva de los grupos concentrados de poder encaramados en el Gobierno, como en la respuesta que llevamos adelante desde el campo popular y desde la CTA-A. En esos golpes que da el poder unificado, más allá de las contradicciones internas que puedan tener, la respuesta de la Central fue establecer una línea de unidad con las organizaciones sociales, las que integran la propia CTA-A, pero también con las que construyen por fuera de la CTA como la Ctep, la CCC, Barrios de pie, donde pudimos llevar adelante la lucha que se dio a lo largo de todo el año.
-Y también fue fuerte la presencia de la CTA-A a nivel internacional
Sí, el papel de la CTA-A también se vio a nivel internacional, luchando y organizando acciones con las centrales del mundo. Para nosotros y nosotras, la unidad no es una cuestión declarativa ni una unificación de siglas, sino una unidad que se manifiesta en la lucha y en las propuestas de conjunto que se traducen en acciones para llevar adelante o como propuestas hacia el Gobierno nacional y provinciales para decirles que el neoliberalismo no es la única salida. En este sentido, cobra mayor relevancia la organización del Congreso Nacional de la CTA Autónoma que tendrá lugar en abril.
-Además, llevó adelante luchas que estuvieron marcadas por la represión, sobre todo en las últimas semanas.
Quiero destacar que la represión, asociada al ajuste que es la fórmula del plan neoliberal, se manifestó de forma salvaje en los últimos tiempos. Primero fue la muerte de Santiago Maldonado por la salvaje represión de la Gendarmería en Cushamen, luego siguió el asesinato por la espalda de las fuerzas federales contra Rafael Nahuel, y luego las últimas represiones a las manifestaciones populares contra las reformas previsional e impositiva, en las que los heridos más graves, pese a la propaganda oficial, fueron los compañeros del campo popular que perdieron sus ojos, en algunos casos. La intención de la represión es crear terror para inmovilizar, pero lejos de eso, lo que estamos demostrando es que el nivel de organización popular y la historia de la clase trabajadora muestra que las movilizaciones son cada vez más masivas.
-La represión fue muy fuerte también en Jujuy, contra los trabajadores de La Esperanza.
Jujuy es como un ensayo para ver cómo se puede aplicar al máximo tenor lo que pretenden los grupos económicos, con el aval del Poder Ejecutivo y Judicial de la provincia. La represión de los compañeros de La Esperanza donde hay 400 despidos, donde no se los escucha, frente a este drama que es ser un desocupado en este sistema donde ni siquiera la supervivencia está garantizada, represión salvaje, con detenciones, incluso del secretario general y gremial de la organización, no tiene límites. Es una práctica de desindicalización y un mensaje para no organizarse.
-¿ Se hizo la denuncia ante la Organización Internacional del Trabajo?
Sí, hicimos una denuncia a la OIT y la respuesta es muy importante. Pero todas estas respuestas internacionales tienen un correlato con las luchas que venimos llevando a cabo. Lo que ocurrió en Jujuy es un laboratorio para las políticas más extremas. Para ellos la represión no tiene fronteras: quieren garantizar a los dueños del poder, que van a tener tasas de ganancias extraordinarias. Con las medidas de ajuste que están llevando a cabo demuestran de dónde van a sacar el dinero: quieren desfinanciar todos los sistemas públicos, de salud, de educación, previsional, pero sin tocar las ganancias de los poderosos, sin retenciones a la soja, a la minería, con disminución de aporte patronales.
Aumentar la desigualdad social es la clave de la política de este Gobierno. La CUS, contra la que tan claramente están peleando nuestros compañeros y compañeras, que significa menos salud para los sectores más vulnerables y que los trabajadores y trabajadoras de la salud sigan en condiciones dramáticas de trabajo y salarial, es una clara muestra de esas políticas. Así como los despidos en el sector público (como en Fabricaciones Militares), que también tienen su correlato en el sector privado.
-¿Y qué medidas prevén para el año que viene?
Nosotros tenemos resistencia pero también tenemos propuestas, tanto a nivel nacional como a nivel internacional, frente a los nuevos desafíos y frente al trabajo para el futuro. La pelea por el modelo sindical, por la democracia y la libertad sindical son cuestiones que nosotros no negociamos, así como la pelea por la tierra, por la vivienda y por los bienes comunes.
Fuente: agenciacta.org