«Retrato de Nely Ruíz, trabajadora argentina»
“No. Permanecer y transcurrir no es perdurar, no es existir, ni honrar la vida. Hay tantas maneras de no ser, tanta conciencia, sin saber, adormecida”
En este primero de mayo que es todo un símbolo de lucha, unidad, de comunión, elegimos a una trabajadora de las y los miles que hacen la patria día a día, cuyas experiencias de vida, pensamientos, alegrías y tristezas son comunes a tantas personas del Río de La Plata a la Cordillera, y de Usuahia a La Quiaca.
Son muchas las palabras para describir a Nely Ruíz, trabajadora de maestranza para una empresa tercerizada que brinda sus servicios en Radio Provincia de Buenos Aires, a metros del corazón geográfico de la ciudad de La Plata. Pero las primeras que se nos vienen a la mente para hacerlo, ternura y firmeza, no son conceptos que se contrapongan, sino más bien que se complementan en la personalidad de esta madre de 6 hijos que se ha ganado un lugar de afecto y reconocimiento de las personas en cada lugar donde estuvo. Jefatura de Policía, el Hospital de Niños Sor María Ludovica, y desde hace 4 años en la radio pública bonaerense. Calidad y calidez, definen su empeño en el trabajo y el trato que ofrece y que recibe todos los días con una sonrisa amable.
Durante varios meses el medio estatal que en febrero de 2017 cumple 80 años, estuvo con remodelaciones en su bellísimo edificio y eran muy frecuentes los cortes de agua. Los trabajadores y trabajadoras de maestranza tuvieron que hacer malabares para mantener el lugar limpio, y hasta cruzaban a la Municipalidad de La Plata donde extraían agua de una de las canillas del parque y la subían tres pisos por escalera las veces que fueran necesarias.
“Yo vengo con las patas atadas al cuello…como sea, pero llego. Nosotros no podemos faltar un día porque es muy importante si te lo descuentan. Por enfermedad tenemos que sacarnos 12 días, porque si tenés una enfermedad como una gripe, que dura dos o tres días solamente, o te golpeaste, o te sucedió algo dos días te descuentan presentismo, y eso es casi mil pesos. Hay chicas que si tienen hijos y si hay paro de jardín o de colegio…y bueno, vengo con el pibe y laburo porque otra no me queda, pero siempre con el temor de que pueda caer el supervisor. No hay algo que contemple por ejemplo que yo soy la única que lleva el pan a casa, mi hijo se enfermó, está internado y tengo que cuidarlo. Mi gran anhelo es tener los beneficios que tienen los trabajadores del estado…que en realidad no son beneficios, son derechos” dice esta trabajadora consciente.
Juntando 10 años de trabajo en empresas de maestranza el valor de su antigüedad es de 125 pesos. Siempre tiene un año de antigüedad porque las empresas con licitación en el estado se retiran o les cancelan el servicio y por más que el trabajador siga permaneciendo en el lugar, cuando arriba una nueva empresa no les reconoce lo trabajado anteriormente. Es la realidad de cientos de miles trabajadores precarizados en nuestro país.
“El valor de nuestro trabajo es prácticamente en negro, porque empezamos siempre de cero cada año, o cada 8 meses, el tiempo que esté la empresa. A veces el estado no le paga a la empresa tercerizada y no hay una espalda como para absorber los gastos, entonces las empresas se van…pero el trabajador queda, y lo hace empezando siempre de cero. La obra social que tenemos no cubre las necesidades de nuestro grupo familiar, no tenemos aguinaldo y en muchos casos, como las empresas cambian cada año, a veces ni podés tomarte vacaciones”.
Durante el año 2013 la empresa “Martín y Cía” se declaró en quiebra para seguir prestando servicios dejando a Nely y sus compañeras en la calle. Mientras los trabajadores y trabajadores de Radio Provincia se organizaron solidariamente para que el estado provincial las incorpore a su planta, la misma empresa que se había declarado insolvente obtenía una millonaria licitación para prestar servicios en el estado nacional. Lamentablemente el objetivo de pase a planta pedido por los trabajadores no fue escuchado por las autoridades sciolistas, pero al menos pudieron conservar sus empleos dentro de Radio Provincia con la nueva empresa que las contrató después de arduas negociaciones.
Tanto ella como sus demás compañeros, Patricia, Flavia, Rodrigo, Andrea, Laura, Américo y Sandra dieron la pelea con gran valentía teniendo en cuenta que dada su situación contractual precaria, constituyen el eslabón más débil en la cadena de relaciones laborales.
“Nunca dejé de reclamar por lo justo. Yo no quiero una dádiva, quiero que me den lo que me corresponde. Si me merezco unos días más de descanso, un aumento, un aguinaldo…si me lo merezco, ¡lo quiero y lo reclamo! Y a eso persigo, me animo, e insto para que todo aquel que no sabe, pueda comprender que no basta con que el mandamás venga y te hostigue todos los días. Vos sos el que tenés que dirigir la vida que querés vivir, y meterle para adelante en todo sentido. Y si hoy te dijeron que no, y bueno, volvé mañana a intentar otra vez”.
“Merecer la vida no es callar y consentir tantas injusticias repetidas. Es una virtud, es dignidad, y es la actitud de identidad más definida”
Su madre murió cuando era chica, y de ella casi no tiene recuerdos. Fue su padre quién además de criarla junto a sus hermanos le transmitió los valores que rigen su vida; trabajo, dignidad y temple para afrontar las luchas cotidianas que afrontan los miembros de la clase trabajadora argentina.
“Yo soy una persona que no pierde las esperanzas. Me gustaría que el que viene atrás de mí tenga sus derechos como trabajador, si quiere hacer un paro que lo haga. Lo privado es diferente a lo estatal. Nuestro salario ahora no llega a cubrir ni la mitad de lo que es la canasta básica. Yo siempre le digo a mis compañeras busquemos otra salida laboral”.
Una de las frases que recuerda de su padre es “Al que tiene educación le abren todas las puertas. El maleducado no entra”, entendiendo por educación algo que va mucho más allá de un título.
Actualmente Nely Ruíz se encuentra estudiando junto a otra compañera la carrera de Auxiliar de Farmacia. Mantener a sus 6 hijos no le permitió terminar el secundario en su momento, pero ahora con los chicos que ya han florecido lo suficiente se traza un objetivo, que además de ser una necesidad personal, forma parte de una enseñanza para sus allegados que parte desde el ejemplo en acciones y no en palabras que se desvanecen en el aire.
“Siempre pienso que no quiero dejarle a mi hija el trapo de piso y la escoba, y que ella se los deje a mi nieta. No es una deshonra lavar pisos, pero yo no quiero que mi hija y mi nieta no me vean con el secador y el balde, quiero que me vean con la cabeza levantada y superándome día a día. Siempre trato de alentarla a estudiar, a perfeccionarse, avanzar. Es muy feo para el que viene de abajo bancarse que venga un tipo trajeado y te corra con dos palabras porque vos no sabés defenderte. Entonces por eso yo les digo siempre también a mis compañeras o todos los que son más jóvenes que yo; abran la mente para trabajar y estudiar, perfeccionarse, seguir adelante, no quedarse estancado. Yo tuve 6 hijos y no tenía tiempo para ellos porque trabajaba todo el día. Hoy que ya están todos crecidos mi meta es terminar el secundario, hacer una carrera terciaria, no sé a qué llegaré, y si llegaré a conseguir trabajo de lo que estoy estudiando, pero lo tomo como un logro personal. Y a pesar de tener más de 50 años sigo teniendo sueños, anhelos, y le digo a todo aquel que es más joven que yo; metele para adelante. En el camino por ahí vas a encontrar espinas, piedras, barro…pero allá adelante mirá que siempre hay un pasto verde, ¡mandale para allá!. Y si entre medio del pasto verde hay un alambrado de púa ¡no importa!, la vida te va a enseñar a vos si te arrastrás por abajo del alambrado o si lo saltás”.
“Merecer la vida es erguirse vertical más allá del mal de las caídas. Es igual que darle a la verdad y a nuestra propia libertad la bienvenida”
Uno de los lugares más complicados donde Nely Ruíz tuvo que trabajar fue el Hospital de Niños Sor María Ludovica. Cada vez que ingresaba a la sala de terapia intensiva veía nenes entubados, operados, en estado crítico. Hubo un suceso que marcó su vida en esa sala. Un pibe de once años llamado Ezequiel había tenido un accidente gravísimo y permanecía en coma desde hacía 6 meses. El chico en ese momento tenía la misma edad que su hija. Cada vez que entraba a la sala y veía a Ezequiel pensaba “Hay Dios, ¡si vos pudieras hacer un milagro!, ¡si vos pudieras!…”. Lo deseó tantas veces y tan intensamente, que un día mientras limpiaba las barandas de las camitas Ezequiel abrió los ojos y dijo “Boca”.
Su corazón de madre se estremeció. “Fui yo la primera que salió a gritar a los médicos que Ezequiel se había despertado. No lo podían creer. Los médicos me sacaron de la sala y se quedaron con el chico” Aturdida por la situación Nely se preguntaba si su cerebro le habría jugado una mala pasada y se había imaginado todo producto de la intensidad de su anhelo. Pero al ver las caras de felicidad los médicos desde la ventana de la sala, se dio cuenta que efectivamente Ezequiel, había despertado. “Reaccionó después de estar 6 meses en coma. Se levantó de entre los muertos. Fue una alegría terrible”. Al poco tiempo los familiares llegaron al Hospital y la buscaban casi como una celebridad “Buscá a la señora de limpieza, Ezequiel habló con ella”, recuerda. “Se recuperó rápidamente y le dieron el alta. Fue sin dudas uno de los momentos más felices que me dio el trabajo”.
Además de esta alegría, tejió lazos afectivos con madres de chicos que veían de distintos puntos de la provincia, sin más pertenencias que la ropa que traían puesta. Un día su corazón le ordenó llevarse a su casa para pasar la noche a una mamá que dormía en la puerta de terapia intensiva esperando el horario de visita para entrar a ver a su hijo. Cenaron guiso con alitas de pollo. “Hicimos un lindo vínculo con ella, y a los pocos días llevamos a otra mamá que estaba en idéntica situación y yo me sentía llena de amigas, reconfortada en mi corazón porque ayudar al otro es lo que más te sana. Uno nunca sabe lo que pude pasar en la vida, por ahí decís; la tengo toda clara. Y por ahí no la tenés tan clara. El día de mañana vos podés necesitar algo, o algún familiar tuyo. Entonces siempre digo; lo que da tu derecha, que tu izquierda no se entere por las dudas. Pero hay que dar siempre con la derecha. Lo poco o lo mucho que uno pueda ayudar a abrir una puerta, yo creo eso no se olvida, y en algún momento viene la devolución”.
“Eso de dudar y transcurrir, no nos da derecho a presumir, porque no es lo mismo que vivir, honrar la vida”
El vínculo de Nely Ruíz con Radio Provincia se remonta a su niñez, cuando su padre sintonizaba el 1270 del dial para escuchar el clásico “Mañanitas camperas” conducido por el recordado locutor Jorge Mario Acuña. Los sentaba en ronda junto a sus hermanos y acompañaba con la guitarra las zambas y milongas que salían del receptor mientras compartían pan calentito en una especie de fogón familiar. Las vueltas de la vida hicieron que hoy no sólo trabaje allí, sino que sea una referente para sus compañeros que no son sólo las personas encargadas del servicio de maestranza; son operadores, periodistas, locutores, técnicos, choferes, y administrativos se enorgullecen de tenerla como compañera, amiga y referente. Y tanto ella, como Patricia, Flavia, Américo, Laurita y Sandra son parte del presente, y de la historia grande de la Radio Pública Bonaerense.
Por Sebastián Moyano
Prensa CTA Buenos Aires
nelly nos emocionamos leyendo la nota te felicitamos y amamos mucho