

Por: Sebastián Moyano
Platense y Huracán llegaron con mucho esfuerzo, jugando bien al fútbol y teniendo un altísimo nivel de efectividad. Se enfrentaron con equipos grandes que los superan ampliamente a nivel presupuestario y también debieron sortear el obstáculo de fallos arbitrales que los perjudicaban injustamente ante los equipos poderosos. A pocos meses del hito de Central Córdoba, campeón de la Copa Argentina en diciembre de 2024, estos logros de clubes con una fuerte impronta social y barrial, parecen ser la mejor respuesta para ganarle por goleada a esa sanata que nos quieren vender con la supuesta superioridad que traerían los capitales o las estrategias de marketing que muy poco tienen que ver con nuestra historia y nuestra identidad.
El técnico del ‘Calamar’, Néstor Gómez y sus jugadores, en todo momento destacaron el sacrificio de un colectivo de gente que está entre el amateurismo (por lo económico) y el profesionalismo (por el compromiso absoluto y la autosuperación constante en el trabajo), y expresaron un agradecimiento conmovedor a sus familias. En las tribunas, no había jeques árabes, multimillonarios chinos o “inversores” norteamericanos. Habían personas de 80 años, que en algunos casos, debían jugar su propio partido contra el corazón para que se banque la alegría tan largamente soñada e inminente. También había niñas y niños que vivieron una alegría inolvidable que la contarán a hijos, nietos y bisnietos.
La consagración de Platense fue una alegría para 4 generaciones de familias que conviven con otras familias del barrio y conforman una comunidad organizada. Vos que estás leyendo esto vivís en un barrio y bien sabés que cuando se le prende fuego la casilla a alguna familia, cuando fallece una persona y su familia no tiene plata para el velorio, el club de barrio activa solidaridad. Incluso, como lo vimos recientemente con las inundaciones en Bahía Blanca, Zárate, Campana y varios distritos, abren sus puertas y juntan donaciones para familias que están a cientos de kilómetros.
Una de las cosas que más me gusta de este tipo de logros como el de Platense, es que no queda lugar para la meritocracia berreta y la superioridad de lo privado sobre lo público y comunitario, porque el sacrificio y el esfuerzo colectivo gambetea esa idea como el Diego a los ingleses. Muy lejos de la frialdad de los estudios de mercado, a las argentinas y los argentinos lo que nos une son las causas en común, y cuando eso sucede, pasa por ejemplo que un equipo como Estudiantes le gana al Manchester en Old Trafford, que un puñado de mujeres impulsa una marea verde que conquista derechos para millones, o que miles llenan Plaza de Mayo un 17 de octubre y cambien la historia de un país contra la voluntad de potencias extranjeras y cipayos traidores puertas adentro.
¿Cuál es “la causa” que debería juntarnos? Quizás no sea pensar tan en grande (aunque es nuestro objetivo consciente), en la utopía de una patria liberada, con laburo para todas las familias, salarios dignos, niñeces plenas. Quizás, haya que ir “paso a paso”. Patear por encima de la barrera que nos ponen los algoritmos, promoviendo multiplicar espacios de encuentro, más allá de los plenarios y asambleas. A veces nos quemamos la cabeza pensando las mejores estrategias para llegar a nuestros compañeros y compañeras, y quizás, la clave sea algo tan básico y elemental como juntarnos a compartir nuestra tradición más allá del debate político; un fulbito, un fogón, un torneo de truco. Vernos y reconocernos también en espacios donde nos alegramos, hacemos chistes…y nos sentimos parte de un grupo de gente que además de ideas, comparte otras cosas. Y que ellas, seguramente nos acerquen humanamente a quien tiene un pensamiento ideológico diametralmente opuesto al nuestro. No sé a vos, pero a mí me ha pasado de no bancarme con compañeros de laburo, pero al compartir un torneo de fútbol representando a nuestro sector, conocí a esas personas con las que casi no cruzaba palabra por una animosidad que ni sé cuándo empezó, pero que sí sé cuando se terminó: cuando compartimos una causa común con otras personas. Y ahí vos sabés lo que viene, en todo grupo humano; saludos por el cumple, felicitaciones por un logro, solidaridad si le pasó algo, condolencias si perdió a un familiar. La vida misma. La vida, en comunidad.
Profundizar encuentros cara a cara sin dudas nos fortalecerá, reforzará nuestras convicciones, y además será una verdadera respuesta política a este gobierno que ganó las elecciones hablando de libertad, pero bien sabemos que nos quiere encerrados dentro de un celular, o gaseados y cagados a palos si osamos revelarnos contra lo injusto.
Por ahí, este Platense campeón nos fortalezca el sentido de pertenencia a una nación, a una clase trabajadora y nos contagie la convicción de que tenemos que salir con todo, barrer al piso, recuperar la pelota, levantar la cabeza y avanzar al arco contrario para dar vuelta el partido.
*Por Sebastián Moyano, secretario de Comunicación de la CTA-A bonaerense, trabajador de Radio Provincia de Buenos Aires