

En momentos en los que los manifestantes se encontraban reclamando de forma pacífica y en la vereda del Congreso, un desproporcionado operativo policial llevo a cabo una feroz represión, con el saldo de más de 50 heridos por gases químicos y dos detenciones arbitrarias. Uno de los detenidos fue justamente Paco Olivera quien se estaba solidarizando con un jubilado a quien también detuvieron, y si bien el sacerdote fue prontamente liberado, la otra persona aún se encuentra detenida.