La Extrema Derecha en Europa: Un Cambio de Rumbo Preocupante
Se llevaron a cabo las elecciones del Parlamento Europeo, un proceso democrático en el que 27 países eligieron a sus eurodiputados. Estas elecciones no solo reflejan el sentir político de la ciudadanía para validar o castigar a sus gobiernos, sino que también determinan las políticas económicas y geopolíticas de Europa hacia el mundo.
Los primeros resultados revelan una tendencia alarmante en favor de la extrema derecha: en Francia, el partido de extrema derecha de Le Pen ha duplicado los votos del partido del presidente Macron. Si sumamos los votos de todas las facciones de extrema derecha, controlan el 40% del electorado. En Alemania, la extrema derecha neonazi se ha consolidado como la segunda fuerza, solo por detrás del partido conservador. En Italia, el partido de la primera ministra ultraderechista, Giorgia Meloni, ha arrasado con el 30% de los votos.
Primeras Consecuencias
Las repercusiones no se han hecho esperar. En Francia, Macron ha disuelto el parlamento y convocado a elecciones anticipadas tras la catastrófica derrota. En Bélgica, el primer ministro ha dimitido debido a los desastrosos resultados y el avance de la derecha, la presidenta de la UE, del conservado Partido Popular Europeo ha anticipado una alianza con sectores como el PSOE de España, de corte socialdemócrata para evitar que la extrema derecha se haga con el Parlamento Europeo y “mantener el equilibrio en el organismo”
Un Cambio en el Panorama Político
Las fuerzas políticas moderadas de derecha, que gobiernan países como Francia y Alemania, no están logrando llenar las expectativas de sus pueblos. El bienestar que pregona el capitalismo no se refleja en la vida de los europeos. Este modelo está en crisis, lo que lo hace aún más violento y propenso a adoptar alternativas más extremistas con propuestas muy radicales. Estas incluyen el supremacismo, la identidad nacional, la crisis migratoria vista como un problema de seguridad y discursos de odio hacia las minorías que han avanzado en derechos en la última década, como mujeres y colectivos LGBTIQ+.
Pareciera que la vara se está corriendo hacia la extrema derecha, dejando a los proyectos progresistas fuera del escenario u obligándolos a acordar con esa derecha moderada. Un ejemplo de esto es el PSOE en España, que se ha encolumnado a los conservadores en el Parlamento Europeo para lograr contrapesar la balanza contra esta nueva fuerza.
Primeras impresiones en América Latina
Efectivamente, hay un crecimiento notable de la extrema derecha en Europa y una falta de alternativas claras a estos proyectos. Los progresismos, en su afán de mantenerse relevantes, han optado por una moderación que parece haber sido un error, según los resultados de las últimas elecciones.
En un primer análisis, esta victoria en el espectro político latinoamericano valida gobiernos como el de Javier Milei y fortalece discursos de odio y exclusión en América Latina. Aunque América Latina no enfrenta los mismos problemas que Europa, comparten narrativas similares con estos sectores extremistas. Es imperioso que miremos a esto como un pronostico de lo que podría acontecer en toda la región si no damos un golpe de timón a nuestras miradas como campo popular en contraposición a los deseos del pueblo.
¿Qué hacemos?
Hace diez años, si alguien nos hubiera dicho que el mundo podría acercarse de nuevo a la crisis política e ideológica del siglo XX, es probable que pocos, o casi nadie, lo hubiera tomado en serio. Hoy, la realidad nos obliga a estar alertas: los discursos de la vieja Europa vuelven a resurgir y, lo peor de todo, están ganando apoyo popular.
A criterio nuestro, es el momento propicio para preguntarnos si debemos asumir posturas más profundas en cuanto a la justa redistribución de la riqueza, el capital financiero y la lucha de clases. O, por el contrario, buscar nuevas propuestas que marquen una clara diferencia entre los proyectos del capital y los proyectos emancipadores que se oponen a este modelo.
Como campo popular, debemos asumir el gran desafío de presentarnos con una alternativa clara y contundente frente a un modelo que está fracasando y que seguirá haciéndolo, pero que aún tiene el poder de reinventarse en formas mucho más violentas. Es imperioso reconfigurar nuestra estrategia y volver a encontrar un norte común, o terminaremos siendo meros espectadores del avance devastador de este gran enemigo de los pueblos.
Consejo de Política Internacional de la CTA Autónoma Bonaerense