Aguirre: «La creencia religiosa de Milei no puede condicionar las políticas de Estado»
La tensión en Medio Oriente se agrava a diario, y luego del ataque lanzado por Irán contra Israel, en respuesta al bombardeo israelí que destruyó el pasado 1 de abril un anexo de la embajada de Irán en Siria, dejando al menos 11 víctimas fatales, el gobierno nacional decidió pronunciarse en favor del estado de Israel. Hecho que rompe con la histórica tradición de nuestro país de luchar por la defensa de los derechos humanos y la paz a nivel mundial.
«Es grave manejar las relaciones exteriores en base a creencias religiosas y no a intereses geoestratégicos», aseguró Adolfo Aguirre, secretario de Relaciones Internacionales de la CTA Autónoma. «A caso Milei pretende convertir a la Argentina en una teocracia, su fe religiosa no puede condicionar políticas de Estado», subrayó.
«La presencia del embajador de Israel en la reunión de gabinete es un hecho inédito y grave porque implica permitir la injerencia de un país extranjero en las relaciones exteriores, implica sesión de facultades», apuntó Aguirre, remarcando que «nos aliamos en carácter de sumisión a un bloque que no reconoce los derechos argentinos sobre las Islas Malvinas, y que al igual que los británicos implanta población en los territorios ocupados».
«La verborragia y la puesta en escena de involucrar a nuestro país en un supuesto conflicto civilizatorio apunta mas a la opinión pública local, que al exterior. Son reacciones simplistas hechas para la tribuna que ignoran la dinámica en el Medio Oriente y manipulan de forma superficial eventos como los atentados a la AMIA y la embajada israelí en Buenos Aires».
Asimismo Aguirre señaló que «el hecho de que la posición internacional del país se pliegue de forma automática y sin miramientos a los intereses del estado de Israel supone una pérdida gravísima de autonomía estratégica y diplomática. También es lamentable que este acompañamiento se da en un momento que Israel viene de ser sumamente cuestionado en foros internacionales por la evidencia de crímenes de guerra y de lesa humanidad en la conducción de un genocidio perpretado en Gaza, rompiendo así con la tradición del país de promover los derechos humanos como parte de su identidad política internacional».