A 20 años de la Marcha Grande: Distribuir la riqueza y profundizar la democracia

A pocas semanas de cumplirse el vigésimo aniversario de la Marcha Grande, el martes 7 de julio a las 11:30 se realizará un acto virtual que recupere las consignas de aquel hecho que marcó la historia de la Central y de nuestro país. Nora Cortiñas, Daniel Arroyo, Adolfo Pérez Esquivel, Victor De Gennaro y Marta Maffei son algunos de los invitados e invitadas.

Entre el 26 de julio y el 9 de agosto de 2000, 300 trabajadores y trabajadoras caminaron desde Rosario hasta el Congreso de la Nación, donde los esperaban 15 mil personas más. Fue la Marcha Grande por el Trabajo que instaló la idea de distribuir las riquezas en la Argentina para que no haya ningún hogar pobre en la Argentina.

En aquella oportunidad, la CTA planteó la necesidad de un Seguro de Empleo y Formación, la Asignación Universal por Hijo e Hija, y la Asignación para personas en edad jubilatoria sin cobertura previsional. Se trató de iniciativas que fueron tomadas, y resultaron fundamentales en la salida de aquella crisis. Hoy, ante los nuevos desafíos, la CTAA vuelve a tejer propuestas para una redistribución de la riqueza en nuestro país: salario universal, gravar de manera permanente a las grandes fortunas, soberanía alimentaria para terminar con el hambre, la gran deuda de la democracia.

Recuperar la historia para construir nuevas propuestas

“Trescientos trabajadores multiplicaron su voluntad y catorce días después fueron quince mil. Minorías que se vuelven multitud. Consignas, palabras que logran enamorar y mover de la quietud y el individualismo a cuerpos, almas e ideologías diversas. Uno de los misterios de la historia argentina. La fenomenal transformación de conceptos en hechos, en invenciones sociales que abren caminos hacia el futuro mejor.”, dice Carlos del Frade en su libro La Marcha Grande, editado por CTA Ediciones.

Desde Rosario, corazón industrial y obrero de Santa Fe, la Marcha Grande decidió recorrer «a pata» los 250 kilómetros que la separan hasta llegar a la Plaza de los Dos Congresos para pedir la Asignación Universal por Hijo/a, el Seguro de Empleo y Formación y para la vejez, en una realidad azotada por el neoliberalismo de los 90, con una desocupación que se había multiplicado por cuatro, la pobreza por tres, y el Estado desmantelado, con una economía concentrada y extranjerizada.

“La Marcha Grande del año 2000 instaló la idea de distribuir las riquezas en la Argentina. La vieja idea de Manuel Belgrano: el objetivo de la política y la revolución es lograr la felicidad del pueblo y para eso es necesaria la «repartición» de las riquezas, tal como él lo escribía, decía y predicaba. Y como los primeros constructores del sueño colectivo inconcluso llamado la Argentina, más de trescientos militantes decidieron poner el cuerpo, caminar hasta sangrar, para dar testimonio de que creían en esas palabras.”, expresa del Frade.

Muchos de los y las que marcharon durante esos quince días eran hijas e hijos de las grandes luchas de fines de los Sesenta como el Cordobazo, el Tucumanazo, el Correntinazo y sobrevivientes de la dictadura militar más sangrienta de nuestra historia. “La CTA, entonces, se convirtió en un río profundo del mar de la crónica política del pueblo argentino. La Marcha Grande encarnó lo social e hizo visible el camino político para responder a las necesidades esenciales de las mayorías”, dice Del Frade.

“La Marcha Grande por el Trabajo, concretada entre el 26 de julio y el 9 de agosto de 2000, contuvo estas ideas y realizaciones. La dirigencia y la militancia de la Central de Trabajadores Argentinos la hicieron posible”, escribe del Frade, escritor y militante rosarino, hoy diputado provincial por el Frente Social y Popular de la Provincia de Santa Fe.

Hoy, luego de 4 años de políticas neoliberales, la mitad de la población adulta se encuentra bajo la línea de la pobreza, y el 60% de niños, niñas y adolescentes es pobre. En un país hecho de pan, el hambre es un crimen. Por eso, la CTA Autónoma, hoy como ayer, vuelve a exigir un salario universal, una justa distribución de la riqueza con un impuesto a las grandes fortunas, soberanía alimentaria para que no haya hambre y que no exista ningún hogar pobre en la Argentina. Con soberanía, trabajo y producción se puede salir de esta crisis. Hoy, como ayer, los y las trabajadoras tienen ideas y proyectos claros para que la Argentina sea un país para todos y todas.

Fuente: agenciacta.org

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