“Las mujeres tenemos otro paradigma de vida”

Esto se dijo en la actividad de debate este 24 de abril en el marco de las 24 horas de Solidaridad Feminista impulsada por la Marcha Mundial de las Mujeres Contra el Poder y la Impunidad de las Corporaciones Transnacionales.

Ante el contexto de pandemia, se realizó un conversatorio virtual entre compañeras dirigentes de la CTA-A, convocado desde la Agrupación Feminismos en Marcha, de la Central Sindical de la provincia de Buenos Aires, Argentina.

Alejandra Angriman, integrante de la mesa Nacional de la CTA-A,  dirigente feminista e internacionalista, inició el debate señalando que: “Debemos poner en el centro la vida y no la producción de ganancias. Discutir el impacto en nuestras vidas del modelo capitalista y prestar atención del accionar de la codicia de las corporaciones, de las transnacionales”.

“Las transnacionales no son sólo extranjeras – agregó- , hay muchas empresas nacionales que son transnacionales, hay un nivel de alianzas de cómo funciona el capital transnacional que hay que conocer y tener en cuenta para pensar la situación de las trabajadoras en nuestro país. La primera empresa que despide trabajadores acá es de (Paolo) Rocca y es transnacional”, en referencia al CEO del Grupo Techint, quien pese a ser el hombre más rico del país con empresas que cotizan en Wall Street, despidió durante la pandemia a más de 1500 trabajadores.

«La defensa de la vida en relación a la defensa de los bienes comunes y servicios públicos, entre los cuales están el acceso a la salud, a la educación, al transporte. Son temas que están en el debate de nuestras compañeras, el desafío es empezar a construir un posicionamiento de las mujeres trabajadoras a cerca de estos problemas que a veces los vemos lejanos, pero están en nuestra cotidianidad”. Como ejemplo mencionó las luchas: contra el fracking, el acceso al agua, la tenencia de los territorios, el acceso a los servicios públicos.

Luego continuó Alicia Coca, referente de la CTA-A Nacional, militante de DDHH y de la Marcha Mundial de Mujeres. “Estamos frente a una oportunidad como movimiento de poder reflexionar acerca de las resistencias al neoliberalismo que estamos llevando adelante hace muchos años y  que tuvo su punto épico en la lucha contra el ALCA” dijo Coca, y agregó: “Venimos resistiendo al avance de las transnacionales que impactan en la vida de las mujeres a través del trabajo precarizado. En general son los cuerpos de las mujeres que  se ponen en juego en esto”. La dirigente recordó a la líder hondureña Berta Cáceres, quien fue asesinada en el año 2016 a manos de sicarios contratados por una empresa trasnacional, en una disputa por tierras ancestrales y el acceso al agua.

“Hoy en pandemia hay una crisis multidimensional- señaló- que incluye también una crisis sanitaria y una crisis alimentaria que nos involucra como trabajadoras”.

“Las transnacionales nos ven como consumidoras. Usan nuestros datos para seguir construyendo modelos heteropatriarcales”, dijo Coca.

A su turno, Miriam Liempe,  Secretaria de relación con los pueblos originarios de la CTA Autónoma, informó que “Según los propios informes de la OIT respecto a los pueblos originarios, las mujeres son las primeras que sufren el avance en los territorio y luego también en el acceso al trabajo en la ciudad. Se habla de etnocidio- continuó- , otra forma de genocidio que tiene que ver con un sistema económico. Nuevos paradigmas de trabajo en la que los pueblos aún no se han empoderado respecto al acceso a la educación y la salud por ejemplo. Los pueblos originarios siguen siendo los más afectados”. En esa línea “los pueblos están sufriendo el avance de las transnacionales, y muchas veces nos matan. Hay un paradigma de muerte y un paradigma de vida”. Como ejemplo citó los casos conflictivos en los territorios respecto a “las luchas de los pueblos originarios contra Benetton”, magnate italiano quien adquirió 900 mil hectáreas en la Patagonia Argentina, en donde se crían 100 mil ovejas para la confección de lana para su imperio textil.  Y el caso del británico Joseph Lewis,  denunciado por adquirir 14 mil hectáreas de forma fraudulenta en la Patagonia, e incluso por apropiarse de un Lago entero, restringiendo el acceso de la comunidad local a un recurso de agua potable que debería contar con un acceso público y considerarse un bien social.

María José Cano, directora del Departamento de Derechos de los Pueblos y referente en la lucha por derechos de la niñez, aportó que “es fundamental seguir denunciando cómo las trasnacionales desplazan comunidades, cómo siguen avanzando con ideas conservadoras y los sectores que más lo sufrimos somos las mujeres y los pibes y las pibas. Desde nosotras no hay debate entre qué se privilegia, nosotras tenemos en claro que hay que privilegiar la vida. Sumarnos a aquellas alternativas que vayan en ese camino. En materia de niñez venimos de una ofensiva neoliberal muy fuerte, más del 50% de nuestros pibes y pibes son pobres, y en el marco de este contexto se profundizan y se develan las desigualdades existentes. Se profundiza la crisis alimentaria, la asistencia no lega en tiempo y forma, se avanza sobre la militarización de los territorios, se restringe en muchos casos el acceso a la educación, tenemos localidades donde directamente no hay acceso a internet y eso ha marcado una gran desigualdad en términos educativos”.

La compañera agregó que muchos dispositivos gubernamentales tienen un enfoque “pensado para clases medias y acomodadas, que dejan afuera a miles de pibes en pobreza. Los dispositivos de atención a la niñez que no dan abasto, evidencia la falta de recursos del sistema. Y allí la mayoría de las trabajadoras somos mujeres.  Se evidencia trabajo precario y bajos salarios”.

Respecto a cómo afecta la pandemia y el accionar de trasnacionales sobre la niñez, Rosario Hasperue, referente del Foro por la Niñez,  secretaria de Comunicación de la CTA-A bonaerense realizó un punteo sobre temas en los que se está trabajando desde nuestras organizaciones: “nos preocupa el  avance de las trasnacionales sobre trabajo infantil” ejemplificó con casos en los cuales niños y niñas son utilizados como mano de obra barata, y muchas veces esclava en la industria textil, agroalimentaria, pero también los circuitos del negocio del trabajo sexual por ejemplo.  “A su vez, estamos llevando adelante campañas de visibilización del problema de la niñez en situación de calle, un tema que hoy también debería abordarse como un problema de salud pública. La población en calle muchas veces es la consecuencia del desplazamiento de las comunidades de sus territorios originarios debido la codicia de las multinacionales de los negocios con las commodities”. Por otro lado, hoy también tenemos el problema de la niñez en situación de encierro a causa de esta pandemia. Y surge con más fuerza “una crisis de paradigmas educativos tradicionales, hay proyectos educativos en tensión”.  También mencionó la crisis alimentaria y el impacto en la salud y enfermedad de los sujetos en crecimiento. Finalmente abordó la cuestión de los cuidados, haciendo mención al recargo de cuidados sobre mujeres, y al mismo tiempo, en esta cuarentena que se extiende, “preocupa una ausencia de dispositivos adecuados para actuar en tiempo y forma sobre casos de violencia intrafamiliar que tienen a los niños y niñas como principales víctimas”.

Mercedes Cabezas, secretaria de Organización de ATE Nacional, habló sobre la relación entre las trasnacionales y el Estado: “Hay cosas muy particulares que reflejan una realidad general. Las trasnacionales tienen poder sobre la economía argentina. Los primeros despidos aparecieron en una trasnacional”, en relación al grupo Techint. “Muchas veces el Estado no tiene poder para accionar e intervenir sobre estas empresas”, señaló.

En cuanto a la situación de las mujeres, Cabezas señaló que “la producción campesinas en la gran mayoría de los casos recae sobre el trabajo de las mujeres, muchos de los servicios esenciales están siendo llevando adelante por mujeres. De los once trabajadores epidemiológicos del Instituto Malbran (epicentro de la investigación científica sobre coronavirus en la Argentina) nueve son mujeres y están precarizadas, con contratos que no llegan a los 40 mil pesos al mes.  Esto es un reflejo de lo que pasa en nuestro país. Las mujeres tienen a su cargo tareas de peso y de cuidados, y se siguen recargando sobre eso”.

A su turno, Nancy Alarcón, directora del área de discapacidad de ATE provincia de Buenos Aires, reflexionó sobre la situación de las “las mujeres con discapacidad, que muchas veces nos consideran un gasto, una carga para el estado y la familia, y tenemos que luchar contra eso. Esta pandemia pone sobre relieve también este tema, y develan la falta de acceso a derechos y los apoyos necesarios”.

Alejandra Angriman retomó la palabra y planteó que “es importante que empecemos a repensar el lugar del Estado. Hace muchos años la discusión sobre el Estado es central. Hasta en los propios medios hoy plantean que se ha desfinanciado el Estado y empiezan a reivindicar fundamentalmente el tema de la educación pública. Incluso se empezó a plantear nuevamente el tema de la expropiación de empresas que fueron estatales y que hoy están en manos privadas”.  Angriman también habló del rol de las empresas sobre la configuración de nuestra cultura, del avance de las corporaciones sobre símbolos del feminismo incluso, para vender sus productos.  Evidenció la estrategia de los laboratorios para inducirnos a “la medicalización de nuestros cuerpos como única alternativa para poder sobrellevar el recargo de trabajo en nuestra vida cotidiana y poder llevar adelante nuestra falta de tiempo. Tenemos que analizar cómo se visten de lila las trasnacionales, y ahí podemos ver, muchas de ellas, nos ofrecen pastillas contra el cansancio y demás como soluciones mágicas, siempre vinculadas a la cosa cosmética, no a la salud de las mujeres, y a otras estrategias para no sobrecargarnos. Hay un conglomerado médico farmacéutico muy vinculado que nos ofrece como única alternativa el tema de la medicalización de nuestro cuerpo”.

Detrás de este tema “hay un negocio, se mueve mucho dinero, mucho del financiamiento de los trabajadores de la salud es de la industria farmacéutica.  Pero hay otras vías de cómo repartimos el trabajo y los cuidados equitativamente, y no sobrecargarnos para medicarnos. Es un tema difícil y que toca muchos bolsillos, pero tenemos que plantearlo seriamente”, finalizó Angriman.

Luego, tomó la palabra Marilin Prestes, dirigente del Sindicato del cuero, quien informó que su sector está pasando por un momento delicado con gran cantidad de despidos: “Todos los locales de la industria del cuero están cerrados y las compañeras la están pasando mal. Es un momento difícil y complejo para todas”. Prestes reflexionó sobre la desigualdad en el acceso a las tecnologías  y la formación en el uso de tecnologías: “hoy están echando a las compañeras que atendían en los locales, sólo continúan quienes pueden seguir trabajando desde su casa con las compras online”.

En tanto, Alejandra Brillante, secretaria de Previsión Social de la CTA-A provincia de Buenos Aires, acercó la situación de las mujeres adultas mayores: “El sistema encontró la forma de encerrarnos más. Lo que vemos con preocupación es cómo vamos a salir. Muchas mujeres adultas mayores estamos solas. Las formas de relacionarnos que tenían que ver con hacer mandados y algunas salidas hoy no lo podemos hacer. Es terrible lo que están sufriendo. Hay una angustia respecto a la situación de las adultas mayores por el temor a la muerte inminente. A la imposibilidad de estar con seres queridos. Se está buscando como medicarse para salir adelante. Tenemos que ver de qué manera vamos a sacarnos este miedo, porque este miedo nos paralizó, tenemos que vencerlo, armar redes para poder salir”.

Natalia Robledo, referente del NOS, sindicato de trabajadorxs gastronómicxs dijo: “Estamos conectadas con el mundo entero. No hay que tener miedo, hay que cuidarse. El quedarse aislado nos ha dado resultado. Tenemos  que estar conectadas en red, querernos, cuidarnos. Hay mucho para hacer, denunciar, hay que tener paciencia. Y combatir el capitalismo, el Estado debe volver a  ser fuerte. Y desde nuestro lugar de trabajadoras organizadas tenemos que contribuir a la paz mundial”.

Adriana Luján, de ATE Lanús, hizo una reflexión sobre la brecha digital: “Trabajamos en los comedores escolares, y vemos una sobrecarga en las tareas escolares sobre los chicos en barrios donde no hay conectividad. Hay lugares en donde los padres no tienen siquiera celular, y los cuadernillos no llegan para todos. Preocupa la diferencia, la desigualdad que cada vez es más evidente”.

Cecilia Fernández Lisso, integrante del Instituto de Estado y Participación (IDEP) de ATE Salud, habló sobre una “realidad de incertidumbre que nos atraviesa hacia el no sabemos qué va a pasar después de esto. Estamos en esta situación, pero que no nace de un repollo, esto viene teniendo manifestaciones que devienen en esta situación extrema”.

La compañera sugirió que “nuestro desafío es generar algunos instrumentos que nos permitan en el marco de esta realidad ver cómo nos vamos fortaleciendo. No sólo existe lo que nos propone el sistema, hay muchas realidades de los movimientos campesinos, otras matrices de producción, otra matriz de acción que la que tenemos las mujeres de ciudad, hay otras formas desde las que se  pueden garantizar derechos y cuidados”.

“Es un momento de resistencia, de pensar cómo rompemos la inercia que siempre nos silencia y nos ningunea. Repensar esto de la territorialidad, repensar el valor de lo urbano.  Cómo podemos generar estrategias de articulación desde estas posibilidades de interacción que tenemos hoy y que tenemos que amplificar”.

Luego manifestó preocupación respecto a qué es lo que está ocurriendo con el registro de los femicidios en nuestro país: “empezaron a aparecer estrategias de contención desde lo mediático, y desde el día 17 de abril no hubo novedades– siendo que hasta esa fecha se contabilizaron 21 femicidios en cuarentena, la mayoría en provincia de Buenos Aires, en las casa de las víctimas, con un promedio de edad de las víctimas de 22 años».

Maricel Audicio, referente feminista de ATE y CTA Quilmes remarcó los problemas de conectividad en los territorios. Y planteó la situación de despidos en el Frigorifico Penta, en donde en plena cuarentena y cuando lxs trabajadorxs se estaban manifestando por sus puestos de trabajo fueron “salvajemente reprimidos. Ya cerraron dos frigoríficos en Quilmes, tenemos que pensar estrategias para contener a las personas que se están quedando desempleadas”.

Marcela Romano, del equipo de ATE Universidades: contó que “dentro de las formaciones que se generan desde el sindicato, el 70% de las inscriptas son mujeres”. Y planteó los desafíos de garantizar la continuidad educativa cuando no es posible hacerlo de forma presencial y “existe una desigualdad en el acceso a la conectividad que siempre estuvo pero ahora se evidencia. Tenemos que pensar en cómo garantizar el acceso a nuevas tecnologías y nuevos formatos para la construcción colectiva del conocimiento”.

Llegando al final del conversatorio, Mercedes Cabezas agregó que “esta pandemia va a pasar, nos vamos a encontrar en otra situación de crisis mundial con 195 millones de puestos de trabajo en el mundo arrasados según la OIT, con un nuevo sistema económico. Es un momento de pensar nuevas sociedades también, tenemos la oportunidad de permitir que se vuelva al estadio que conocemos o de resistir a la concentración del capital y construir alternativas”.

Miriam Liempe expresó en esa línea que “Hay otras formas posibles, otro mundo posible, y esa resonancia que tenemos que tener en nuestro cuerpo y nuestra mente la tenemos que militar. El capitalismo es un virus en sí mismo. Sabemos que hay otras formas de vida, estamos recordando que las mujeres tenemos otro paradigma de vida. Los diagnósticos de hoy dieron cuenta de que la realidad es muy dura. Debemos generar espacios para abrazarnos, contenernos y hacer fuerza. Esta crisis es una oportunidad, y el mundo va a ser distinto. Está la configuración geopolítica cambiando, es necesario que nosotras agudicemos el pensamiento y las estrategias de las mujeres. Para eso tenemos que abrazarnos virtualmente, estar conectadas, tejer juntas una nueva realidad”.

Alicia Coca remarcó el lema de la Marcha Mundial de Mujeres: “Resistimos para vivir, marchamos para transformar, nos encontramos en esa resistencia a las trasnacionales, a lo que vemos, a los distintos sectores más expuestos. Esta es una primera parte diagnóstica,  y es importante que nos propongamos una segunda parte que sea de construcción de alternativas para que podamos trabajar en la transformación, en la justicia climática, en los cuidados desde que nacemos hasta que nos vamos, ver el tema de la economía feminista, qué significa para nosotras, por qué ponemos a la vida en el centro y no las ganancias”.

Continuando con las exposiciones anteriores, Coca resaltó que “No queremos volver a una normalidad llena de desigualdades e invisibilidades. En los 90 teníamos una consigna que era que el negocio de la enfermedad termina con la salud. Y eso es lo que pasó. Tenemos que cuidarnos, compartir pensamientos y reflexiones, no queremos una normalidad como la que teníamos, queremos cuidar la tierra y cuidarnos como seres humanos. Compartir todas las estrategias, desde nuestros diferentes feminismos”.

Florencia Morelli, secretaria de DDHH de la CTA-A La Plata- Ensenada e integrante del departamento de Género de ATE provincia de Buenos Aires,  cerró el encuentro: “Estamos todas de acuerdo en seguir avanzando hacia la propuesta de sociedades diferentes al sistema capitalista que venimos padeciendo sobre el cuerpo de mujeres y otras identidades; no queremos volver a una normalidad que nos oprime sino marchar hacia la construcción de alternativas”.

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