Angriman: “El desafío es reducir la segregación educativa hacia las mujeres”

Durante cinco días, la II Conferencia de Mujeres de la Confederación Sindical de las Américas (C.S.A.) debatió en Panamá sobre los retos de las centrales sindicales para achicar las brechas que afectan a la mujer en la sociedad. “La formación profesional debe ser un instrumento para alcanzar la equidad”, afirmó la dirigente de la CTA-Autónoma, Alejandra Angriman.

La capital panameña fue escenario de la II Conferencia de Mujeres Sindicalistas nucleadas en el Comité de Mujeres Trabajadoras de América (CMTA-CSA) y durante 5 jornadas, 200 lideresas sindicales de más de 20 países de América, debatieron sobre los desafíos para alcanzar la equidad de género.

“Los desafíos para mujeres y varones son similares, pero el trabajo no remunerado, en casas particulares y el cuidado de niños y adultos mayores es una tarea básicamente femenina y para la cual no se han desarrollado políticas públicas que permitan modificar esta matriz”, afirmó a ACTA Alejandra Angriman, Secretaria Administrativa de la CTA-A y miembro titular de la CMTA. En esa línea, rescató el programa “Cuidemos Juntos” que desarrolla Uruguay y “es un ejemplo que nos puede servir para pensar políticas de corresponsabilidad”.

La dirigente afirmó que “hay estudios que muestran que las tareas que realizamos las mujeres son las menos calificadas en el mercado de trabajo”, y citó como ejemplo la industria del calzado y de la vestimenta que son sectores “fácilmente reemplazables por la tecnología lo que prevé un duro impacto”.

“La preocupación —añadió Angriman— son las condiciones laborales y el avance de la pobreza; y aquí entra a tallar la formación profesional porque la educación sigue siendo una cuestión de expertos; la clase trabajadora y los sindicatos no se han involucrado lo suficiente”.

En ese sentido, dijo que el “acceso equitativo a la educación formal no es el único desafío para saltar las brechas de género en el mercado laboral” ya que “la segregación educativa, la concentración de mujeres en áreas consideradas femeninas, incluso en la educación superior, en la formación profesional, tienden a un mercado laboral que cada vez pone más énfasis en las competencias tecnológicas”.

Esto deriva en una “segregación educativa que comienza temprano en el ciclo vital apartando a las mujeres de las carreras en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática, que son las disciplinas que se pronostica que tendrán mayor empleabilidad en el mediano plazo” por lo que “las nuevas oportunidades laborales por el cambio tecnológico no podrán ser alcanzadas con las mismas condiciones que los hombres”, definió Angriman. Se trata de generar “reconocimiento y valoración de los saberes como eje articulador de políticas que busquen la justicia social”.

Por último destacó la aprobación del Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre la eliminación de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo como “un logro de las mujeres tras décadas de luchas” que se debe complementar con “los varones de las centrales sindicales para que tomen el tema de la violencia como parte de sus debates y se comprometan para que los gobiernos ratifiquen estos convenios”. Celebró que Uruguay haya sido el primer país de la región en ratificar el convenio, pero expresó preocupación porque “en nuestro continente los empresarios votaron mayoritariamente en contra” como es el caso de Argentina. “Ellos trabajan intensamente para que no se apruebe”, denunció, “por eso debemos unir a las centrales y organizaciones sociales para que este convenio se pueda ratificar en breve para normalizar las relaciones laborales”, concluyó Angriman.

*Prensa Secretaria de Relaciones Internacionales

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