Después del bochornoso cierre de la paritaria general del Estado-Ley 10430, donde los dirigentes gremiales funcionales al poder de turno cerraron un acuerdo salarial que perjudica a lxs trabajadorxs estatales de la provincia de Buenos Aires, el gobierno de María Eugenia Vidal no ha dado aún señales de querer iniciar la discusión salarial con lxs profesionales de la Salud. Su mirada sobre la situación de hospitales y centros de salud no ha ido más allá de mejoras edilicias en algunas guardias, claramente necesarias, pero largamente insuficientes, y la implementación parcial del SAME en algunos municipios. Los salarios retrasados, denunciados una y otra vez por CICOP como el principal factor que aleja a los profesionales de la Salud del sistema público, deben ser abordados de manera urgente. La paritaria de la Ley 10471 está vencida desde diciembre de 2017 y promediando el mes de abril la convocatoria está inexplicablemente demorada.
Del mismo modo, es flagrante el atraso en la interinización de lxs becarixs, en los trámites de designaciones y resoluciones de concursos, así como en los reclamos administrativos en general. El constante recambio de los responsables de las diferentes áreas agrega otro inconveniente a lo que, a esta altura, es una suma de ineficiencia y desidia. También continúan pendientes las mesas técnicas emanadas de la paritaria anterior y la discusión de las condiciones de trabajo de lxs residentes sigue sin respuestas ni avances. En este panorama, no podemos dejar de señalar que el ministro de Salud, Andrés Scarsi, está lejos de asumir una actitud activa que posicione el área a su cargo en la agenda provincial, ocasionando así un grave perjuicio no sólo a lxs trabajadorxs, sino también a la población por cuyos derechos sanitarios debería velar responsablemente.
Los números del ajuste
El mes de marzo arrojó un índice oficial de inflación del 2,3 %, acumulando en el primer trimestre una suba total del 6,7 %. Este número aleja cada vez más la meta del 15 % que impulsó el gobierno en el presupuesto 2018, dejando desfasado cualquier intento de ponerle ese techo a la discusión paritaria. La suba de precios de los artículos de primera necesidad, el alza en las tarifas y en el transporte público, perjudica en primer lugar a lxs asalariadxs, tanto formales como informales, poniéndolos en situación de incertidumbre y vulnerabilidad socio-económica. Las proyecciones para el mes en curso rondan el 2,4 %, con una evolución de cifras que dan cuenta de que el plan del Gobierno es que el ajuste recaiga sobre las espaldas de lxs trabajadorxs, favoreciendo ostensiblemente a los grupos concentrados del poder económico, mientras sus principales funcionarios continúan haciendo gala de riquezas offshore, blanqueos por sumas millonarias y obscenos conflictos de intereses.
Frente a este panorama, la conflictividad social no deja de dar muestras de su vitalidad, pero también de su enorme fragmentación. Las luchas de los sectores afectados por gran número de despidos (Hospital Posadas, INTI, Río Turbio, SENASA y otros) lograron esta semana que pasó reunirse en un escenario común frente al Congreso nacional y mostrar la dignidad y la fuerza de su reclamo, pero aún están lejos de poder revertir sus situaciones. Una mención particular merece la situación en el Hospital Posadas, donde a los despidos se ha sumado un ataque despiadado hacia la seccional de CICOP en una escalada de la que venimos dando cuenta semana tras semana y que ahora tuvo un nuevo capítulo con altísimos descuentos ilegales en los salarios de los integrantes de la Comisión Directiva local.
La necesidad de unir fuerzas
Luego de la alta adhesión que tuvo el paro del 5 de abril en los distintos estamentos del Estado provincial y la importante movilización que logramos construir en la calle, no hemos podido avanzar aún en acciones concretas que garanticen continuidad en los reclamos conjuntos. Convencidxs de que ese es el camino que mejor nos posiciona frente al complejo escenario en el que estamos, no dejaremos de hacer los máximos esfuerzos posibles para que así suceda.
Por otra parte, sin dejar de bregar por esa continuidad, debemos abonar con mayor fuerza el proceso de discusión en nuestras seccionales, con nuestrxs compañeros y compañeras que padecen a diario las malas condiciones en las que desarrollamos nuestra tarea. Estas discusiones nos permitirán convocar, en el corto plazo, a Congreso de Delegadxs con mandatos de asambleas representativas que reflejen la disposición de nuestro sector a dar la pelea indispensable para forzar la convocatoria paritaria con el objeto de discutir salarios y condiciones de trabajo. Ese es el desafío que tenemos por delante, porque la Salud no puede esperar.
Fuente: www.cicop.org.ar