Las reformas laborales en Brasil amenazan a trabajadorxs de toda América Latina
La Confederación Sindical de Trabajadorxs de las Américas (CSA) explica en un comunicado que Brasil, principal economía de la región, “es hoy el laboratorio de las más agresivas y reaccionarias reformas anti laborales en América Latina. Es éste el resultado de un abrupto giro político a la derecha que vivió el país recientemente”.
Hace poco más de un año que en Brasil, una amplia coalición de fuerzas políticas, empresariales y sociales reaccionarias, dieron un golpe de estado – por vía parlamentaria – que resultó en la substitución de la presidente progresista Dilma Rousseff por su vicepresidente Michel Temer, un político conservador.
El golpe de estado fue para aplicar un programa social y económico que el pueblo brasileño rechazó en las cuatro elecciones anteriores (2002, 2006, 2010 y 2014) pero que el gobierno golpista, impulsado por una recomposición de fuerzas reaccionarias, con monopólico respaldo del conglomerado mediático, y con mayoría en el Congreso estaba dispuesto a imponer.
Primero, el Congreso aprobó una ley que permite generalizar la tercerización o subcontratación. Después lanzaron dos propuestas de reformas, la de las jubilaciones y la laboral sindical.
Según los análisis de sindicatos y especialistas, la contrarreforma laboral afecta negativamente más de 120 aspectos individuales y colectivos que protegían las condiciones de trabajo. Entre ellos destacan los siguientes:
Permite la negociación individual entre el patrono y el trabajador. Elimina la idea de jornada de trabajo, crea el trabajo intermitente. Permitirá el despido por común acuerdo entre empleador y trabajador. Inutiliza el salario mínimo nacional y los pisos salariales por gremio. Bloquea caminos que hasta ahora el trabajador tenía para reivindicar sus derechos ante la justicia laboral. Permite que la negociación colectiva con el patrón reduzca derechos que aún quedan en la ley. Se permite el trabajo de mujeres embarazadas en ambientes considerados insalubres. La reforma inviabiliza la ley que reglamentó la convención sobre el trabajo doméstico y que garantizó derechos históricos a las trabajadoras del hogar. Se podrá pagar al trabajador/a por periodo trabajado, recibiendo por horas o a diario. Elimina el financiamiento a los sindicatos, que era obligatorio desde los años 40.
Adolfo “Fito” Aguirre, secretario de Relaciones Internacionales de la CTA Autónoma, aseguró que esta reforma representa “un retroceso impresionante en materia de derecho para los trabajadores, y un ataque frontal a la organización de los trabajadores, al derecho a sindicalizarse”. Y agregó: “que esto suceda en un país global como Brasil, deja con mucha debilidad al resto de la región”.
“Lo que hace el gobierno golpista de Brasil es ir a la regresión de derechos”, remarcó el dirigente y explicó que “en la Argentina la tendencia que marcan tanto el gobierno de Macri, como el rol de las trasnacionales, apunta a un revanchismo patronal, a debilitar la capacidad de organización y de derechos de los trabajadores”.
“El sindicalismo en toda la región está en estado de alerta y movilización para ponerle un freno a esta ofensiva”, sentenció Aguirre.
Los cambios legales en el mundo del trabajo en Brasil serán una señal para atacar las Normas Fundamentales del Trabajo, acumuladas en casi 100 años de disputas entre trabajadores, empleadores y gobiernos, y que son el patrimonio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Igualmente impactarán otros tratados internacionales que protegen los DDHH, como el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) de la ONU y su Protocolo Facultativo.
En ese sentido desde la CSA afirman que “es necesario construir una gran articulación internacional que nos permita reagrupar las fuerzas y en conjunto con todos los demás movimientos y sectores sociales que enfrentan la misma embestida definir una agenda común para la movilización y la lucha. Por todo esto es fundamental hacer del Encuentro de la Jornada Continental por la Democracia y contra el Neoliberalismo, que tendremos del 16 al 18 de noviembre en Montevideo, un gran momento de lucha sindical y popular para enfrentar la contrarrevolución neoliberal en nuestra región”.