Tras años de quedar relegada mientras se negociaban otros tratados de “libre comercio”, las grandes empresas volvieron a centrar su atención en la OMC, especialmente el sector de la tecnología de punta, que actualmente representa a cinco de las siete empresas más grandes del mundo.
Estas empresas están decididas a lograr en la OMC lo que aún no han podido garantizar en otro acuerdo: nuevas normas que fijen oportunidades para obtener ganancias en la economía digitalizada del futuro.
La Secretaría de Relaciones Internacionales de la CTA Autónoma participó de la Reunión Internacional de estrategias sobre la OMC de la red Nuestro Mundo No Está en Venta (OWINFS) y tuvo la ocasión de conversar con Deborah James, acerca de lo que estará en juego en la próxima reunión ministerial de la OMC en Buenos Aires. Deborah James es directora de programas internacionales del Centro de Investigación en Economía y Política (www.cepr.net) y coordinadora de la red Nuestro Mundo No Está En Venta.
-¿Cuál es el trabajo que se viene haciendo desde OWINFS?
Nosotros en Nuestro Mundo No Está En Venta, hemos venido luchando fuertemente en contra de la expansión de la OMC por más de una década. Y también hemos venido luchando por corregir los problemas actuales de las políticas dentro de la OMC que realmente reducen el poder político que pueden ejercer los gobiernos para darle respuesta a las necesidades de la gente, por ejemplo la seguridad alimentaria y la necesidad de industrialización.
-¿Qué es lo que está en juego en la próxima reunión ministerial de la OMC que tendrá lugar en Buenos Aires?
En este momento, llegando a la ministerial de la OMC de Buenos Aires, los temas principales con los que estamos trabajando, es contra un mandato para lo que ellos llaman el comercio electrónico, pero que en realidad serán reglas para el nuevo futuro de la economía, que sería a través de la vía digital. Es un momento tan grande en la historia de las reglas globales como lo fue la fundación del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) en 1947, como fue la fundación de la OMC en donde entraron nuevos temas como los acuerdos Trips sobre propiedad intelectual en 1995. Y ahora se está por entrar en una nueva etapa: la de la economía digital. No podemos dejar que la OMC, que es el órgano que más está dirigido por los intereses corporativos, decida sobre el futuro de internet. Para nosotros no puede ser, así que nosotros nos oponemos a eso. También están contemplando dentro de la OMC muchas restricciones muy severas sobre la regulación que puede hacer un gobierno, la regulación doméstica en cuanto a los suministros de los servicios, y esto es algo que no podemos dejar pasar. En cualquier economía el sector de los servicios está creciendo mientras que la parte industrial y agropecuaria está disminuyendo en la economía, por ello no queremos tener reglas corporativas dentro de la OMC sobre regulación doméstica de servicios
-¿Cuáles son los puntos por los que se está abogando desde las organizaciones de la sociedad civil para frenar el poder de la OMC?
Lo que queremos es que se cambien las reglas en cuanto a la agricultura. Porque se está reduciendo el espacio que tienen los gobiernos para darle respuesta a las necesidades de comida de la gente, es decir para tener políticas de reservas públicas que permitan que el gobierno pueda aumentar el salario y los ingresos de los campesinos más pobres, y comprar esa comida, distribuirla y suministrarla de modo de garantizar el derecho a la comida de las personas que padecen hambre. Eso es algo que debe ser cambiado. Ya que no puede ser que la OMC esté influenciando en una situación doméstica, como es la compra y distribución de comida dentro de un mismo país.
Y estamos abogando hace mucho tiempo por un paquete de diferentes políticas para flexibilizar muchas de las reglas de la OMC en cuanto a temas de desarrollo. Por ejemplo para permitir que los países en desarrollo puedan utilizar el requisito de desempeño en cuanto al fomento de sus sectores industriales. La OMC no debe interrumpir el proceso de industrialización de los países de desarrollo. Así que básicamente estamos luchando en contra de la expansión de la OMC, de la injerencia grandes corporaciones tecnológicas que no deben decidir el futuro de todos nosotros, en cuanto a comercio electrónico y también en relación expansión de los servicios en la OMC; y luchando por tener mejores reglas en la agricultura y también sobre el desarrollo.