Lozano: «La gestión de Macri produjo 292 pobres por hora»

En su conferencia de prensa del día 28 de agosto pasado en que se conocieron los resultados de la pobreza del Nuevo INDEC, el Presidente Macri afirmó un conjunto de definiciones, que son todas perlas, respecto de la visión que el mandatario tiene respecto del fenómeno de la pobreza y como se la combate.

* Economista y político. Coordinador del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP). Diputado Nacional (MC) de Unidad Popular (UP)

Muchas de las cuales las emparentan con la gestión anterior, como por ejemplo cuando afirma que “la pobreza se combate generando empleo” o bien cuando su Ministra de Desarrollo Social sostiene que en relación con los pobres la tarea del Gobierno es “sostenerlos y acompañarlos” vía política social, “…hasta que consigan un empleo”.

Sin embargo, del abundante “material” desplegado por el Presidente Macri, queremos quedarnos con la respuesta que le hizo a un periodista, cuando éste le preguntó si hacía alguna autocrítica de sus primeras medidas económicas y el impacto que ellas tuvieron en el crecimiento de la pobreza. La respuesta presidencial no tiene desperdicio y por eso la transcribimos:

“Este es el verdadero punto de partida, porque es el verdadero equilibrio económico de la Argentina, sin cepos, sin conflictos financieros con el mundo, sin distorsiones en la economía de todos los días que generaban supuestamente situaciones que no eran reales. Hoy esta es la realidad… sobre la cual quiero y acepto ser evaluado sobre si pudimos o no reducir la pobreza en la Argentina. Todo lo demás que podamos decir son excusas. La realidad es que hay que reducir la pobreza en la Argentina y este el punto de partida”.

“El pez por la boca muere” es un refrán del que nos hemos hecho eco para analizar algunos rutilantes enunciados de esta nueva era Macrista. Nuevamente nos viene “servido en bandeja” pero haremos el esfuerzo de restringir el análisis a lo meramente “económico” que contienen las palabras presidenciales. Veremos si somos capaces de resistir semejante tentación.

Macri asume con un 29,5% de pobres, y fruto de sus políticas económicas, incrementa en 2,7 puntos la tasa. Aumenta un 10% el problema de la pobreza. Así de los 14.036.098 argentinos pobres, a la gestión de la política económica de Macri, le corresponden 1.262.245.

Para el Presidente, el punto de partida anula los primeros seis meses de su gestión. Pretende atribuir la totalidad de los pobres (32,2%) a la herencia recibida de la gestión anterior, sin que se le pueda responsabilizar en nada de dicha situación.

El verdadero punto de partida de la gestión Macrista es haber incrementado en cerca de 1,3 millones de nuevos pobres y cerca de medio millón de nuevos indigentes, es decir, haber agravado de manera abrupta el frágil cuadro social heredado como producto de su política de ajuste implementada, que se expresa en los 5 nuevos pobres por minuto que produjo en sus primeros 6 meses y que pretende desconocer.

Además:

* Si comparamos los nuevos pobres (1,3 millones) e indigentes (casi medio millón adicional) con el crecimiento poblacional del período (250 mil argentinos más), resulta que la Política Económica de Macri implicó que por cada nuevo nacido en el período, 2 cayeran bajo la línea de la indigencia y casi 6 bajo la línea de la pobreza.

* Del mismo modo, si comparamos el crecimiento anual de la población argentina (que es de 458.402 nuevos argentinos), en los primeros 6 meses del Gobierno de Macri, la indigencia superó este crecimiento poblacional y la pobreza casi que lo triplicó. Por ende, se puede afirmar que Macri, en sus primeros 6 meses, sumió en la indigencia a toda la nueva población del 2016 (algunos de los cuales aún no nacieron) mientras que llevó a la pobreza a toda la nueva población nacida entre el 2014 y el 2016.

* Por último, y dada la intensidad del fenómeno, si tomamos en cuenta los 180 días de gestión transcurridos, la gestión de Macri, produjo nada menos que 7.012 pobres por día, lo que equivale 292 pobres por hora, y a casi 5 nuevos pobres por minuto.

* Para el caso de la indigencia, la performance Macrista se expresa en 2.562 nuevos indigentes por día, 107 por hora, y casi 2 nuevos indigentes por minuto.pobreza

Ese es para nosotros el verdadero punto de partida de Macri. Haber agravado de manera abrupta el frágil cuadro social heredado como producto de su política de ajuste implementada, que se expresa en los 5 nuevos pobres por minuto que produjo Macri en sus primeros 6 meses y que pretende desconocer. A este interpretación le hacemos corresponder la metáfora, “lo que te devoraste Macri!”, aunque el Presidente prefiera referirse en términos de “el verdadero equilibrio económico de la Argentina”.

El verdadero equilibrio económico; o de cómo no ver lo evidente

Curiosa, por lo menos, forma de expresión del Presidente Macri para referirse a una sociedad donde 1 de cada 3 argentinos vive en hogares pobres. Se sabe que, en toda sociedad, el equilibrio no existe. En efecto, ya hace tiempo en el plano de la teoría y en la experiencia cotidiana, se observa que el “equilibrio” no es más que un concepto teórico. La sociedad nunca está en equilibrio, sino que tolera, con mayor o menor cohesión, ciertos desequilibrios básicos.

Desde la relación capital-trabajo como eje constitutivo de la desigualdad, hasta la idea de que el equilibrio se asocia al estado estacionario donde no hay más cambios y por ende se niega la vida (portadora en esencia de cambios), se observa la ineficacia de esta noción para representar la realidad.

Si puede tener un cierto valor de perspectiva, en el sentido de los ideales a los que puede aspirar una sociedad, si el equilibrio se lo asocia con la igualdad. Pero en términos de la representación de la realidad social Argentina, no puede nunca afirmarse que estamos en equilibrio.

A los datos de pobreza (32,2%) e indigencia (6,3%) ya expuestos le corresponde un grave fenómeno adicional, el de la infantilización de la pobreza.

En efecto, al considerar la población menor de 14 años, que ronda los 9,6 millones de chicos, el 47,4% son pobres y el 9,4% son indigentes, traduciéndose en 4 millones y medio de chicos que viven en la pobreza, y casi 1 millón en la indigencia.

Del mismo modo, se sabe que la no registración laboral afecta al 33,1% de los asalariados, pero se suele desconocer que la precariedad laboral engloba a casi la mitad, en rigor al 46,8% de la fuerza laboral disponible. Del mismo modo, como se puede observar en el Cuadro Nº3, el ingreso medio de los ocupados fue de $10.071 inferior a la Canasta Básica Total que define la línea de pobreza por hogar (que fue de $11.772) al tiempo que la desigualdad en el reparto de los ingresos la expresa el hecho de que el ingreso del 1º decil ronda los $1.369, hallándose un 86,4% por debajo del medio del total de ocupados. A su vez, el decil más alto posee un ingreso medio de $28.591, el cual se encuentra 183,9% por encima del mismo observándose una brecha entre el 1º y 10º decil de 20,9 puntos, es decir, el tramo de la población con mayores ingresos gana casi 21 veces más que el de menores ingresos.

Esta desigualdad en la distribución personal de los ingresos en los ocupados también se puede visualizar por estratos: mientras que el 40% de la población más pobre percibe un ingreso medio de $3.825 inferior a la Canasta Básica Alimentaria que define la línea de indigencia por hogar (que fue de $4.830) , mientras el 20% más rico obtiene un ingreso medio de $22.535, que es un 123,8% por encima del promedio. Por lo tanto, la brecha brecha entre el 20% más rico y el 40% más pobre es de casi 6 veces en materia de ingresos.

Las supuestas situaciones que no eran reales, y un aporte de Lacan

He aquí una verdadera perla. “Las supuestas situaciones que no eran reales”. Si las situaciones que desmontó la gestión de Macri (el cepo, el conflicto con los Buitres, las “distorsiones de todos los días”) no eran reales, entonces la operación Macrista de eliminarlas comporta el fin de la ficción y el primado de la realidad. El problema es el pequeño “supuesto” con que inicia Macri su justificación. Si las situaciones que no eran reales, son en rigor supuestas, es porque esas situaciones eran reales, no ficcionales. Traicionado por el lenguaje, Macri es víctima de lo que todos padecemos por constituirnos como seres de palabras: la traición entre la voluntad de decir y el decir efectivo. Hemos dicho que no queríamos ceder a la tentación de esta vía.

Sin embargo, ya en otra ocasión le dedicamos al Presidente la frase de Lacan sobre “la estructura de ficción que tiene toda realidad”. Y por ende, corresponde darle la razón al Presidente. En efecto, era una ficción social el control (fallido por cierto del valor del dólar, popularmente conocido como “cepo”). Tan ficción, como lo es la eliminación de las regulaciones a la compra-venta de la divisa que se sostiene por un fenomenal endeudamiento. Endeudamiento que nuevamente ubica en el terreno de la ficción la posibilidad de su repago genuino (Macri incrementará la deuda en no menos de U$S 74.000 millones en dos años, en un contexto donde el total de la deuda –U$S250.000 millones- equivale a la mitad del PBI).

Tiene razón Macri de que era una ficción “el conflicto financiero con el mundo” (en rigor la pelea con los fondos buitres); tan ficción como los grados de legalidad y legitimidad de esas acreencias que nunca fueron auditadas y que reconocen su origen en el marco de la Dictadura Genocida del 76 (al que en principio le corresponde la doctrina de la “deuda odiosa”). Ficción también, podemos concederle a Macri, en “las distorsiones en la economía de todos los días”, entendemos que hacía alusión a las retenciones a los productos agrícolas, y a los permisos de exportación e importación; tan ficción como lo es el hecho de que las ventajas naturales de que dispone nuestro país en dichas producciones le correspondan en exclusividad a los actores dominantes de estos sectores (un puñado reducido de empresas extranjeras en su mayoría).

Como se ve, la sociedad, en tanto es un acuerdo (con mayor o menor grado de explicitación) es una suma de “ficciones” que se adoptan (consciente o rutinariamente) como criterio de convivencia social aceptado. El tema no pasa por denunciar la “supuesta ficción” de la sociedad, puesto que no hay sociedad sin un determinado grado de ficción (entendido como un acuerdo no natural entre los sujetos que la conforman). El debate, desde nuestro punto de vista, es sobre en qué tipo de ficción se consiente vivir en sociedad, y en ese marco adquiere especial interés el debate respecto a desmontar la estrategia discursiva de aquellos, como es el caso del Presidente, pretende ocultar su “ficción” negando tal carácter a su propuesta de organización social.

Ya hemos señalado la función del desconocimiento en el acto de fundación de todo sujeto, y esto lo podemos hacer extensible, a la forma de organización social que nos propone Macri. Aquel donde la ficción pasa por negar su carácter de ficción arrogándose una supuesta “naturalidad”, en este caso del mercado en la organización social. Vaya de paso el hecho de señalar que la “naturalidad” del mercado no es más que un supuesto, que es el corolario de una ficción social asentada en determinados arreglos que con el paso del tiempo y el ejercicio del poder pretenden perpetuarse. Lo que nos lleva al último punto.

Quiero y acepto ser evaluado, atisbos del sueño Macrista

Otra curiosa formulación presidencial. En primer lugar vamos por el sentido literal. Comporta una verdadera inversión de lo que puede definirse como “la situación evaluativa”, en la que el evaluado fija las condiciones de su evaluación. Ello es contrario al sentido y a la práctica de la evaluación, donde el evaluado debe superar determinados parámetros que se le imponen externamente, por parte del evaluador sin que pueda intervenir en las condiciones sobre las cuales será evaluado. El Presidente Macri pretende desconocer este principio elemental. Desconocimiento que se funda en aquel para quien el poder, es decir la capacidad de imponer condiciones, forma parte de su experiencia cotidiana desde mucho antes de asumir el máximo lugar de la autoridad política del país. A nadie se le escapa que Macri es un integrante del Poder Económico.

En su historia (personal y de estrato social) transita buena parte del derrotero de ejercicio del poder económico de la Argentina de los últimos 40 años. Es esta casi “natural” convivencia con el ejerció del Poder el que pueda explicar, la naturalidad y el desparpajo con que el Presidente Macri pretende fijar las condiciones de su evaluación. Y la ausencia de inocencia se expresa en que esta inversión de la “situación evaluativa” se formula en vistas de hacer posible el ocultamiento de los nuevos pobres que su política económica produjo.

Los que aquí escribimos suscribimos la hipótesis de que lo que distingue al género humano de otras especies es que somos fundamentalmente “seres de palabra” (para algunos lo fundamental es que somos “seres de pensamiento” pero nos parece que es muy audaz endilgar esta característica a todos los que se definen bajo el género humano). Como sea, y por mucho que pretenda Macri, nosotros lo queremos evaluar en función de su promesa de campaña de “Pobreza Cero”. Promesa que, como lamentablemente parece ser una característica de buena parte de la lógica política dominante (no sólo por nuestros lares), solo compromete a quien la recibe.

Nosotros queremos comprometer a Macri con su palabra, es decir con su consigna de pobreza cero, aunque el Presidente, en innumerables ocasiones, a posteriori claro está de ser electo presidente, afirmó que la “pobreza cero es un objetivo de largo plazo”, ya que es “imposible eliminarla en 4 años”. Noten como ya anuncia su más preciado anhelo (que dicho sea de paso volvió a repetir recientemente en una entrevista para un medio televisivo[4]). Sin embargo, queremos desmentir, una vez más al Presidente Macri.

En la Argentina no hace falta un nuevo mandato de Macri para alcanzar “pobreza cero”, ni siquiera esperar el final de su mandato (2019). Como ya lo venimos demostrado en otros materiales, el problema de la Argentina no es que sea pobre, sino que mantiene a buena parte de su población en situación de pobreza porque es un país extremadamente desigual, donde pocas familias consumen muchas canastas de pobreza, y muchas familias no acceden siquiera a una.

En efecto si tomamos como referencia el Producto Bruto Interno a precios corrientes (PBI), expresión de la riqueza producida, y los valores de las canastas básicas del 2do trimestre 2016, tanto alimentaria como total, puede estimarse de manera aproximada qué porcentaje es necesario del PBI para que no haya más hambre ni pobreza en la Argentina. A partir del valor de la Canasta Básica Total (CBT) para la familia tipo de $11.772, podemos observar que alrededor de 58 millones de ellas caben en el PBI, traduciéndose en 233 millones de personas que podrían no ser pobres.

Es decir, se requiere de un 6% del PBI para eliminar la pobreza en el país. Asimismo, dado el valor de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) para dicha familia tipo de $4.830, vemos que 142 millones podrían caber en el PBI, sacando de la indigencia a 568 millones de personas, implicando únicamente un 0,5% del PBI el “esfuerzo distributivo” que hay que realizar para poner fin al hambre en nuestro país.

Del mismo modo, si en lugar del PBI tomamos en cuenta el consumo privado, es decir, sin afectar las decisiones de de inversión ni el consumo público, podemos deducir que en el consumo privado caben alrededor de 38 millones de CBT, y 92 millones de CBA. Con lo cual, 153 millones podrían no ser pobres (se requiere cerca del 9,2% del consumo privado para eliminar la pobreza), y alrededor de 372 millones tendrían la posibilidad de salir de la indigencia (0,7% del consumo privado para eliminar la indigencia).

Pasando en limpio entonces, si se quiere hacer verdad la consigna “Pobreza Cero”, ella es perfectamente posible si se está dispuesto a distribuir el 6% de la riqueza que producimos (PBI) ó el 9% de lo que consumimos. Del mismo modo, eliminar el hambre es posible distribuyendo apenas el 0,5% del PBI o bien el 0,7% del Consumo Privado. No es imposible, no es en el largo plazo, se puede eliminar la pobreza y la indigencia si hay voluntad política, que obviamente brilla por su ausencia en la Gestión de Macri, aunque no así en su discurso.

Finalizando y volviendo a su enunciación del “quiero y acepto” no podemos resistirnos a mostrar las resonancias que dicha formulación conlleva en sus usos habituales: aquel que pronuncian los novios cuando consuman su matrimonio en el altar con perspectivas de eternidad. Es sobre este nada particular sueño Macrista, la de su eternización en la Presidencia (aunque solo sea dos mandatos) que pretendemos alertar cuando para alcanzar su objetivo utiliza la falacia de que “en 4 años es imposible Pobreza Cero”.

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