Memoria, Verdad y Justicia: Continuidad del Juicio Garachico

Informe del día 6 del Juicio Garachico escrito por Gabriela Governatori para el Programa de Apoyo a los Juicios de la UNLP

En la jornada número 6, de este juicio, declararon Mariana De Marco –hija de Patricia Dell ´’Orto y de Ambrosio De Marco-, Gerardo Dell ‘Orto  -hermano de Patricia Dell ´’Orto- y Cecilia Dell ‘Orto –hermana de Patricia Dell ´’Orto.

La primera en testimoniar fue María Cecilia Dell ‘Orto que recalcó que Patricia era una “persona brillante, honesta, alegre, solidaria y comprometida”. Coincidiendo con lo que en su oportunidad mencionó Julio López sobre Patricia, que era una chica “de oro”. Estudiaba y trabajaba, había sido madre hacía 25 días. Está segura de que Patricia “quería una vida mejor para todos”. Contó que en el cuarto de su hermana había una frase escrita en la pared, “Feliz vida para los que supieron buscarla”.

A Patricia a y a su compañero Ambrosio, se los llevaron la noche del 5 de noviembre de 1976 de la casa de Villa Elisa, en la que estaban junto a toda la familia. Al resto, “rompieron las sábanas y nos ataron atrás y nos vendaron los ojos”. A Mariana, la niña de la pareja de quince días, no se la llevaron. Los captores le habían preguntado a su cuñado por las armas mientras recorrían la propiedad, pero en el lugar no había ninguna. La pareja militaba en la unidad básica Juan Pablo Maestre, de Los Hornos.

Recordó que al que estaba al mando del operativo lo trataban como “mi capitán de corbeta” o “capitán de corbeta”, “no me sonó a un cargo real, como que quisieran confundirnos”. Cecilia cree que es muy probable que alguien a quien hayan torturado mucho y conocía el lugar, fuera quien los delató, porque en ese momento las calles no estaban numeradas, por lo que era muy difícil llegar a la finca. Se robaron tres cosas, entre las cuales estaba el sueldo de Cecilia, que había cobrado el día anterior, cuando también se compró una remera de color verde. Hizo hincapié en este detalle, porque la fatídica noche cuando los sacaron a todos de sus camas, Patricia se vistió apurada con lo que encontró a mano, que era justo esa prenda. Cecilia asegura que si algún día llegaran a encontrar los cuerpos, podría identificar a su hermana por esa remera inolvidable.

“Después fueron años de mucho terror para nosotros, que condicionaron nuestras vidas, la mía en particular. Por lo que nos pudiera llegar a pasar y por lo que les estuviera pasando a ellos”. Acompañó varias veces a sus padres al Ministerio del Interior y siempre del otro lado del escritorio encontraron a una persona “que de manera muy fría y autómata repetía, hemos investigado y los resultados son negativos”, lo que le generaba una gran impotencia. Su madre los increpaba diciendo, “¿no les da vergüenza el papel que les hacen hacer?”.

Agradeció mucho a Pastor Asuaje, porque fue por su intermedio que llegaron a Jorge López. Pero en especial lo hizo a “López, que le tenemos un agradecimiento infinito, porque por él supimos. Y para un familiar de un desaparecido, saber, es un montón”. Antes de finalizar su declaración hizo un pedido a los familiares de los acusados, “sabemos que hay un pacto de silencio. Apelo a esos allegados, que les pidan que tengan un poco de dignidad y digan dónde están Patricia, Ambrosio, López y los demás”.

Luego declaró Mariana de Marco, hija de Patricia y de Ambrosio. “La imagen que tuve de chica era de mis padres yendo a la guerra”. “Siempre supe que eran desaparecidos”. “López aparece a través de Pastor. Pastor iba a ser mi padrino, porque era muy amigo de mi papá”. “El día anterior a que cumpliera 15 años, vino y me trajo un libro, La vida es sueño. Nos cuenta a mi abuela y a mí que se había encontrado con un hombre que había estado con mi papá y mi mamá, eso fue el 9 de octubre de 1991”. Fue así cómo  apareció Julio López en sus vidas. “Fue  una adolescencia signada por eso, por estos motivos de que los habían matado”.

Recién en los Juicios por la Verdad, a Mariana se le representó la imagen de Patricia como madre, “la tenía como hija, como amiga o compañera de Bellas Artes, pero como mamá no la tenía”. Los efectos de la ausencia de Patricia y Ambrosio sobre su vida y familia fueron muchos. Hubo palabras que no las podía relacionar más que con lo acontecido a sus padres, “procesos”, “desaparecer”. “No podía hablar, sin ir al lugar de mis papás. Ni hablar de un abrazo o un consejo. Crecí rodeada de amor, pero mis abuelos eran más grandes que los padres de mis compañeras de Escuela”. “Siempre fue signado todo por esa ausencia y por el miedo de mis abuelos”. Mencionó el hecho de que cuando cumplió sus 22 años llegó a ser más grande que ellos. “No sé cuántas personas llegan a ser más grandes que sus padres”.

En 1999 asistió a los Juicios por la Verdad, pero en 2006, no quiso estar. Aseguró que “se vuelve a poner a las víctimas en estado de vulnerabilidad” y que cada vez que se los sienta para declarar, siguen siendo víctimas pese a que “hacemos y construimos desde esa ausencia”. No dejó de mencionar a las ausencias más recientes que tienen que ver con las de Nilda Eloy, Julio López y sus abuelos. Su pedido de justicia fue “por los siete del juicio, por los que quedaron y los 30.000”.

Por último llegó el turno de Gerardo Dell ‘Orto, hermano menor de Patricia, que tenía tan solo 10 años cuando acontecieron los hechos y estaba en quinto grado. Contó que cerca de la fecha del parto, Patricia empezó a quedarse en la casa de Villa Elisa y luego, vivieron todos en la misma casa. “Tengo como pocos recuerdos”, dijo sobre la noche del 5 de noviembre de 1975. “Había gente, había gritos. Todos recibimos la orden de ponernos con la cabeza para abajo. Básicamente, ese es como mi único recuerdo”.  Después que se llevaron a Patricia y Ambrosio, “fue como hacer un inventario de personas, que Patricia y Ambrosio no estaban, que Mariana estaba ahí”. Recuerda un comentario de su madre, “que a Patricia se le iba a cortar la leche”, porque estaba amamantando. Al año siguiente se mudaron a Quilmes, “en realidad es como una especie de agujero en mi memoria y no tengo recuerdos de sexto y séptimo grado”; “mudarme de Escuela fue como un montón de preguntas”. “En ese momento se esperaba que los desaparecidos vuelvan”.

Contó que los trámites y la búsqueda específicamente los hacía su padre, cree que por los contactos. En algunas oportunidades, recuerda vagamente haberlo acompañado. “Él (por su padre), hacía las cartas y las presentaba. Hacía un duplicado de todo”. “Yo era el hermano de una desaparecida y era lo menos importante. Estaba mi hermana, que era la desaparecida, eso era terrible y estaba la beba, que tenía los padres desaparecidos y eso también era terrible”.  “Yo tenía muy poco para contarle a Mariana en la medida que iba creciendo”. “Me llevó muchos años saber qué es esto de la figura del desaparecido”.

Pastor Asuaje, era muy allegado a la familia y supo que a él, con el tiempo, podía preguntarle cosas. Después de años se encontró con Pastor y Jorge López. “López estaba como muy angustiado. Fue como un encuentro muy doloroso, pero que permitía construir. A partir de ahí había como una construcción posible”. Mucho tiempo después, recién pudo hablar de eso con su familia. Entonces, tuvieron un segundo encuentro entre Julio López, su padre y él, y de esa manera llegó López con sus declaraciones, a los Juicios por la Verdad.

Gerardo, pidió “saber qué pasó con los cuerpos”. Para “poder terminar esa historia, para poder terminar el duelo”. También dijo que piensa en los hijos desaparecidos, entre ellos, en la hija de Diana Teruggi, Clara Anahí. Para finalizar aseguró que “cuando los acusados se mueren, no hay posibilidad de saber la verdad”.

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