Amplio rechazo a la decisión de la OMS de declarar la vejez como causa de enfermedad y mortalidad

La CTA Autónoma, así como múltiples organizaciones y personalidades, se han manifestado en contra de esta afirmación de la Organización Mundial de la Salud que únicamente provoca un retroceso en la mirada sobre el envejecimiento. En esta nota, compartimos al respecto un enriquecedor artículo del reconocido gerontólogo Roberto Orden.

A la vejez viruelas…

Algunos aportes para la discusión generada con la decisión de la OMS referida al cambio del código en ICD sobre las enfermedades de la vejez.

A propósito, el refrán de inicio

En primera instancia corresponde aclarar que para los hispanos parlantes la expresión A la vejez viruelas… remite a un refrán muy popular, que alude a quienes tienen aventuras amorosas de forma tardía (usualmente personas de la tercera edad), es decir que andan de enamorados de viejos o que hacen locuras amorosas propias de la juventud.

Es el título de una comedia escrita por el dramaturgo Manuel Bretón de los Herreros en 1817. Se trata de una obra en prosa que narra las vicisitudes de dos viejos enamorados. Algunas personas creen que el dicho surgió a raíz del estreno de dicha comedia en el año de 1824.

Sin lugar a duda está presente en alguna medida el rechazo a un prejuicio edadista, el que impugna que los viejos sean alegres y enamorados, con el supuesto que dicho amor sería algo impropio, atípico o poco frecuente, de las personas entradas en años, al igual que lo es el que contraigan la enfermedad de la viruela, la que solía diagnosticarse a edades más tempranas (sobre todo en la niñez).

Es decir que la frase pondría contra la pared a todas las formas de disciplinamiento social con los que se pretende encasillar a las personas mayores y a la vez advierte que la vida no puede ser vista como un sendero preestablecido quedando abierta a factores de incertidumbre, imprevisión y decisión autonómica de cada sujeto, lo cual conlleva riesgos (la viruela) como posibilidades (volver a enamorarse).

Estado de situación

La polémica que tratamos de analizar con categorías de análisis de la Gerontología Crítica se suscita en el contexto mundial Pandemico – sindémico del Covid 19, aclarando que una de sus consecuencias en los diferentes lugares ha sido el incremento de todas las formas de desigualdades y también de los primeros tres modos formas prevalentes de discriminación a nivel mundial (por raza, género y edad).

Ocurre que el edadismo se ha naturalizado en nuestra sociedad ya que se han interiorizado ciertos prejuicios contra la edad y las personas mayores.

Por ejemplo, la idea de que el COVID afecta más a los mayores ha provocado una asociación que identifica al mayor, con lo frágil y lo vulnerable. Esta sensación de sentirse más débiles cala en los propios mayores, quienes lo replican. Lo que la OMS ha denominado edadismo autoinfligido.

Ver al virus como una sindemia tal y como postula el Editor jefe de la revista Lancet abre a una visión más amplia de este proceso, que abarca la educación, el empleo, la vivienda, la alimentación y el medio ambiente. Ver el Covid 19 solo como una pandemia excluye un prospecto tan amplio como necesario para su definición como para su intervención.

Una sindemia es una epidemia sinérgica. La concentración y potenciación de la enfermedad en interacción con los condicionantes sociales subyacentes en sus elementos centrales.

La concurrencia de enfermedades, con o sin interacciones, se conocen como comorbilidad y coinfección.

La diferencia entre comórbido y sindémico es que la investigación de la comorbilidad tiende a centrarse en los problemas nosológicos de los límites y la superposición de los diagnósticos, mientras que la investigación sindémica se centra en las comunidades que sufren epidemias concurrentes, las que aumentan las consecuencias negativas para la salud, provocando mayores vulnerabilidades entre algunos grupos poblacionales.

Las condiciones de vida, el tipo de actividades desarrolladas, la pobreza, la falta de servicios básicos y la mala accesibilidad a los servicios sanitarios actúan en esa dirección

Los enormes avances de la Medicina de la Evidencia y de sus resultados en situaciones experimentales, chocan con un desborde mayúsculo, generado por patologías de primera generación (infecciosas) las que para su control y erradicación requieren de la consideración de su matriz pandémico-sindémica y por ello la atención de los aspectos sociales y culturales  en juego.

En este bloque resta decir que las personas mayores han sido el colectivo con mayor número de muertos en lo que va de esta tragedia sanitaria, pero nos quedamos cortos si justificamos esa predilección del virus por la sola causa del desgaste del sistema inmunológico de los mayores.

La piedra de la discordia ¿la vejez es una enfermedad?

Uno de los aspectos claves para el progreso de la medicina en el mundo globalizado es la existencia de un código común, de un lenguaje compartido para nombrar de forma inequívoca enfermedades, lesiones, síndromes, causas de lesión y muerte, síntomas, signos y demás circunstancias de la enfermedad. Ese sistema unificado existe desde finales del siglo XIX, se llama ahora Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD, en sus siglas en inglés CIE en castellano) y se elabora desde 1948 bajo la coordinación de la OMS.

La Undécima Revisión que circula en la actualidad en los ámbitos sanitarios será publicada y generalizada en enero del año 2022, en sustitución de la ICD-10 de 1992 (aunque actualizada en 2016) y contiene alrededor de 55.000 códigos de enfermedades, lesiones y causas de muerte, con los que se elaboran las estadísticas mundiales de morbilidad y mortalidad.

En nuestro análisis, prestamos especial atención, al reemplazo del código CIE-10 «Senilidad» (R54) por «Vejez» (MG2A) en ICD-11, según obra en imágenes adjuntas más abajo.

La asociación entre el envejecimiento y la enfermedad se concretó recientemente cuando la OMS sumó un código de extensión para las enfermedades «relacionadas con la edad» (XT9T), definidas como aquellas «causadas por procesos patológicos que conducen persistentemente a la pérdida de la adaptación y el progreso del organismo en mayores”.

Fuente: Equipo de Comunicación CTAA Nacional

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