«Educación» Por Laura García Váqzquez

Una vez más, se vuelve a hablar del trabajo docente, es decir, de los trabajadores y trabajadoras de la educación con motivo de un conflicto que incluye el paro como medida de fuerza. No se habla de nuestro trabajo con la misma y ni siquiera menor intensidad cuando esto no ocurre. Escuchar tantas inexactitudes e incluso mentiras indigna, eso no se puede evitar.

Por un lado, pensando en el trabajo en sí, creo que los docentes deberíamos ganar el doble y tener una jornada de 6 horas. Cuatro frente a alumnos, dos para articular con el resto de los que trabajan en la Escuela y además nos quedaría (esto es inevitable) las tareas de planificación de clases, búsqueda de material, lecturas, correcciones, intercambios y devoluciones con los alumnos y alumnas etc.

En vez de eso tenemos que escuchar sobre falsos “sueldos promedio” que corresponden a tener dos cargos (que nada tienen que ver con una jornada laboral de 8 horas) y el gobierno miente mucho sobre esto.

Dicho esto, nuestro sueldo, particularmente en la provincia de Buenos Aires, no sólo es históricamente insuficiente (incluyendo una gran parte en negro) sino que ha perdido 10% en el último año. Ese 10% perdido es una cifra, que, puede ser mucho más en el caso de que el sueldo sea utilizado para comprar alimentos, o pagar servicios públicos. Además hay toda una tradición de aumentar los bienes de consumo y servicio en diciembre, y de que el magro aumento llegue recién en abril o mayo. Esto nunca es contemplado y se agrava con los descuentos a los paros que ya empezaron a realizarse durante la gobernación de Daniel Scioli. El gobierno provincial miente sobre lo que ganamos y sobre sus ofrecimientos y esto es intencional, mientras por otro lado debemos decir, una vez más, que el presupuesto es insuficiente y eso no tiene que ver sólo con nuestros salarios, y que esto es una decisión política. Cualquiera puede ver que la construcción de escuelas y jardines es muy inferior a las necesidades de la población. Por otro lado, hay un hecho responsabilidad de la gobernadora que constituye toda una definición política y se trata de otorgar el fin del año pasado, un bono de $2.500 solamente a policías y a personal del servicio penitenciario. Podría haberlo otorgado a todos los trabajadores y trabajadoras que menos ganan en la provincia si su intención hubiera sido brindar un mínimo de justicia social.

Cabe mencionar también que la representación y el funcionamiento sindical es algo que puede y debe mejorar y es imprescindible trabajar diariamente en sentido contrario a la fragmentación. Es, también, una demanda genuina tener dirigentes sindicales mujeres, especialmente en nuestro gremio, como consecuencia de una sociedad que supere la cultura machista. Pero también es importante señalar que las despolitización, la falta de sindicalización, la cultura consumista del entretenimiento y la diversión y el individualismo son problemas a solucionar o males a combatir y que por lo tanto debemos tener presente que una cosa es que las organizaciones sindicales estén en crisis, burocratizadas y fragmentadas y necesiten una revisión profunda de sus prácticas y otra que el gobierno y el poder económico cada vez más concentrado y cada vez más extranjero que quiere terminar con ellas.

Resumiendo, por un lado, los docentes, los profesores, profesoras, maestros y maestras somos trabajadores como cualquier otro y necesitamos un salario acorde al costo de vida. Por otro somos parte de los que vivimos de un salario y estamos perjudicados por las políticas económicas de este gobierno, por lo tanto toda medida de fuerza beneficia al conjunto de los trabajadores. Cuanto más en unidad podamos realizarlas, mucho mejor para nosotros y mucho peor para el gobierno cuyo objetivo es disminuir nuestro poder adquisitivo (es decir el gobierno toma medidas para que nuestro dinero alcance cada vez para menos bienes o servicios). Por el otro nuestra tarea tiene características especiales que la transforman en un trabajo muy valioso y muy relacionado a eso que se llama “vocación”. Por otro, esta sociedad necesita “los chicos en las aulas” porque para la mayoría de los hogares tener a los chicos en casa en el horario escolar se convierte en un problema. Es necesario advertir que esto no siempre fue así, que está demostrado que los conocimientos adquiridos no tienen que ver con la cantidad de asistencia a la escuela. Que no siempre que no hay clases es porque los maestros paran. Que por esto la mayoría de las familias que envían a sus hijos a escuelas privadas lo hace por asegurarse que no haya paros (o que haya menos) y no por la supuesta “calidad educativa”. Y, lo fundamental, no sólo educan padres y madres y docentes, la sociedad educa, los medios de comunicación, las redes sociales, todo educa porque como personas, estamos aprendiendo constantemente.

Finalmente, la educación es un derecho en el sentido liberador. Por esto me permito compartir este fragmento escrito hace cuatro años. Y en este sentido se compromete el accionar docente y su influencia en la sociedad. ¿Estamos educando para la responsabilidad social y para la emancipación?

“La educación es un derecho, por lo tanto no debe verse en los mismos términos que otras áreas en las que se desenvuelve el ser humano. Su producción no puede medirse por la rentabilidad, aunque muchos lo intenten, la ganancia es el crecimiento a través del conocimiento de la propia persona para poder aportar a una sociedad humana y solidaria.

Nos parece central plantear una cuestión que no es económica precisamente en este momento que la desigualdad castiga con más fuerza. Queremos que nuestros hijos y nietos puedan vivir en un país independiente y para llegar a emanciparnos necesitam
os una educación que trabaje diariamente en ese sentido. Los trabajadores de la educación somos protagonistas de esto.”

“Una educación emancipadora requiere de enfoques reflexivos y críticos, donde todos los actores del proceso pedagógico sean partícipes activos del intercambio de saberes, con el fin de liberar a la educación de las influencias neoliberales y de los contenidos de las industrias culturales, que bombardean día a día desde los medios masivos con mensajes consumistas y valores que pretenden alimentar el coloniaje mental. En esta tarea habrán de incorporarse creativamente los aportes más significativos de la tradición pedagógica y de las experiencias latinoamericanas, entre quienes destacan los nombres de Simón Rodríguez, Paulo Freire, Darcy Ribeiro y tantos otros, sin excluir a las vertientes más creativas del área educacional.” En definitiva trabajaremos por lograr el “Fortalecimiento de una conciencia crítica, democrática, con sentido nacional y latinoamericano democratizando los procesos de construcción curricular como una herramienta para la comprensión de las distintas realidades en sus aspectos naturales, sociales y culturales.” La educación y su rol social es un tema de todo el pueblo.

*Laura García Vázquez, Docente (SUTEBA-Bahía Blanca) e integrante de la Mesa Provincial de la CTA Autónoma Bonaerense.

 

Laura García Vázquez, Docente (SUTEBA-Bahía Blanca) e integrante de la Mesa Provincial de la CTA Autónoma Bonaerense

 

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